Marcelo Quinteros pasó del patíbulo al paraíso. Esa es la figura que mejor le cabe para pintar su presente en el ciclo de Miguel Angel Russo. El volante se recibió de dueño del carril derecho del mediocampo canalla recién en el amistoso contra Nacional en Colonia y aunque de su boca no salga olor a confirmación, sólo una catástrofe lo haría quedar afuera el sábado frente a San Lorenzo.
-¿Pasaste de estar borrado a ser titular ante San Lorenzo?
-No, yo nunca me sentí borrado por este cuerpo técnico. Tal vez no arranqué jugando porque el entrenador creyó que había otros compañeros mejor posicionados, pero en mí siempre estuvo lucharla hasta el final.
-Se entiende que digas que nunca te sentiste marginado, pero la realidad es que tanto en Tandil como al principio en Uruguay siempre hiciste fútbol para el equipo de los suplentes.
-Es cierto, pero hoy estoy acá, peleándola. Lo que más rescato de este momento es que nunca bajé los brazos y siempre tuve bien claro que la iba a pelear.
-¿Por qué no te arriesgás a reconocer que ganaste esa pelea?
-Porque todavía el técnico no dio el equipo.
-Pero el jugador sabe cuando va a ser titular.
-Sí, yo algo intuyo. Pero no puedo decirlo abiertamente.
-¿En qué momento te diste cuenta de que podías arrancar jugando?
-Contra Nacional. En ese partido fui titular y ahí empecé a sentir que el técnico me tenía más en cuenta.
-¿Creés que te benefició que Russo desistiera de jugar con una línea de tres en el fondo?
-Puede ser, porque con cuatro en el fondo el Loncho (Ferrari) se desprende por sorpresa y mi función es cubrirle la espalda. Pero mi tarea no difiere demasiado a lo que venía haciendo el año pasado.
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La Ciudad
