Cuatro espeleólogos ingleses y argentinos se encuentran en Malargüe, Mendoza, realizando nuevas investigaciones en la caverna de las Brujas, y próximamente lo harán en la caverna de Poti Malal -interrumpidas en 1989 y 1991, respectivamente-, con el fin de descubrir otras cavidades y explorar las posibilidades turísticas de las mismas sin provocar un impacto ambiental negativo.
"Estudiamos el nivel intangible para actualizar la topografía y trabajar sobre un posible nuevo circuito turístico", explicó Carlos Benedetto, secretario del Instituto Nacional de Espeleología Argentina.
La tercera expedición espeleológica anglo-argentina reúne a especialistas de ambos países en busca de develar extraños secretos de esa gran cueva y encontrar nuevas cavidades.
La caverna de las Brujas se encuentra ubicada en el cerro Moncol, a 1.930 metros sobre el nivel del mar en el departamento de Malargüe, ubicado a unos 400 kilómetros al sur de la capital mendocina y su entrada está habilitada al turismo durante todo el año. Para llegar hasta allí, hay que transitar unos 65 kilómetros hacia el sur por la ruta 40 y doblar hacia la derecha por un camino secundario de seis kilómetros.
Todas las formas y colores
En sus salas las estalactitas y estalagmitas adquieren las más diversas formas, colores y dimensiones, y sus amplios espacios abovedados muestran figuras curiosas y desconocidas, que son muy apreciadas por los turistas que visitan el lugar.
Luego de sumarse a la investigación con otros colegas, Benedetto dijo que el recorrido turístico actual es un circuito lineal de 200 metros de galerías y lo que se analiza ahora es la posibilidad de marcar un camino circular en la zona vedada al público.
Para ello, los especialistas ampliarán los trabajos topográficos y pondrán al día el archivo fotográfico realizado en la década del ochenta, donde se precisó que de los 1.343 metros lineales, 1.150 corresponden a la zona intangible.
Allí se destaca la sala de la Madre, un lugar de difícil acceso ubicado a 65 metros por debajo de la boca de ingreso, donde se encuentran estalactitas de yeso de las que hasta ahora sólo fueron halladas otras similares en una cueva de Nuevo México, en Estados Unidos.
"Queremos seguir con las tareas interrumpidas hace ya catorce años y estudiar las posibilidades de un circuito turístico distinto, ya que el recorrido actual se hizo a la buena de Dios, sin ningún estudio de impacto ambiental serio", remarcó el conocido espeleólogo.
Por su parte, Ariel Benedetto, titular del Inae, adelantó que "el equipo hará exploraciones en la zona secreta de la caverna de las Brujas y realizará distintos análisis en superficie para buscar nuevas cavidades".
El Instituto reinicia el estudio espeleológico de la cavidad, que -según Benedetto- "fue interrumpido hace algunos años por presiones políticas de algunos operadores de turismo y falsos espeleólogos".
La última topografía seria y completa de la caverna fue confeccionada en 1989 por la asociación del Grupo Espeleológico Argentino, que proveyó los mapas para la actual exploración.
Antes de internarse en la caverna de las Brujas, el equipo binacional inspeccionó la cueva del Tigre, a unos 40 kilómetros de Malargüe hacia el sureste, donde se constató la reaparición de una importante colonia de murciélagos que había desaparecido hace años por el turismo ilegal que ingresaba al lugar.
Allí se verificó que a un año de haber retirado la escalera que permitía el ingreso del turismo furtivo, la caverna dio muestras de recuperación biológica y también se colectaron especímenes de arácnidos desconocidos hasta ahora.
Hacia el final de la investigación, los expertos también planean realizar exploraciones en la caverna de Poti Malal, ubicada a 30 kilómetros al suroeste de la caverna de las Brujas.
En tanto, en tres semanas se reiniciará un relevamiento bioespeleológico de la cavidad (también interrumpido en 1991), gracias a un concurso de biólogos especializados de la Universidad Nacional de Córdoba. (Télam)