Eduardo Caniglia / La Capital
Ya era de día. Los dos muchachos habían bailado hasta el amanecer y se disponían a volver a su casa. Así lo hacían, caminando por la zona oeste de la ciudad, cuando se enfrentaron con tres delincuentes armados. Primero los desconocidos intentaron apoderarse de la ropa que tenían puesta pero los dos amigos se resistieron. Entonces fueron golpeados con brutalidad por los maleantes que se llevaron el poco dinero que tenían. Pero los asaltantes no fueron muy lejos. La policía los atrapó mientras las mismas víctimas los perseguían a la carrera. Willy Mauricio llegó con su familia desde Perú en 1987. Tiene 31 años y estudia la carrera de enfermería. El sábado a la noche fue a bailar con un vecino llamado Julio a un boliche de la comunidad peruana ubicado en Iriondo y Estanislao Zeballos. Ya eran casi las siete de la mañana cuando decidió emprender el regreso a su casa del barrio Altos de Mendoza, una nueva barriada que se está levantando en la zona oeste de la ciudad. Los dos vecinos comenzaron a caminar y cuando llegaron a la esquina de bulevar Avellaneda y San Juan se toparon con tres muchachos armados. La zona estaba atestada de gente y ya había amanecido. Apenas los vio, Willy no dudó. Enseguida se dio cuenta de que estaba frente a ladrones. En contados segundos su presunción se convirtió en una certeza. Un muchacho de pelo largo lo sorprendió de atrás y le asestó un culatazo en el pómulo. Todavía estaba aturdido cuando el maleante intentó sacarle la camisa y el pantalón. Apenas Willy pudo reaccionar forcejeó con su agresor y entonces una amenaza lo paralizó. "No te hagás el loquito. Dame todo porque si no sos boleta", gritó el asaltante mientras una baldosa arrojada por uno de sus cómplices impactaba en la cabeza de Julio ante la mirada indiferente de las personas que estaban en el lugar. "Yo gritaba que me estaban robando, pero nadie se metía", contó abatido el muchacho. Mauricio debió resignarse a perder su billetera con 40 pesos casi al mismo tiempo que por el lugar pasaba un Ford Falcon. El conductor del auto primero se detuvo, pero después decidió continuar la marcha cuando vio a los ladrones armados. El automovilista disminuyó la velocidad y Willy alcanzó a tomarse de la puerta del Falcon para escapar. En el apuro por escapar de los delincuentes se olvidó de que su amigo todavía estaba a merced de los ladrones. "Le pegaban para sacarle el pantalón, pero mi vecino se resistía", dijo el muchacho. Julio estaba casi inconsciente cuando las trompadas entraban de lleno en su cara. Entonces Willy regresó para ayudarlo cuando ya los maleantes habían emprendido la fuga. Golpeados, los amigos comenzaron a perseguir a los maleantes. Corrieron media cuadra y un testigo que estaba frente al Hospital Carrasco les indicó el sitio por donde habían escapado los asaltantes. Ya para entonces había sido alertada la policía y en Estanislao Zeballos y bulevar Avellaneda una patrulla de la seccional 6ª los atrapó cuando ya estaban acorralados. Pero Willy y Julio no fueron las únicas víctimas de los malhechores. Un rato antes, el trío de ladrones había asaltado a una pareja en la esquina de Córdoba y Alsina. También en este caso actuaron con ferocidad con Miguel Angel Toloza, de 35 años, y su novia, Estela Quiñone, una ciudadana paraguaya de 30. Según contó Mauricio, a Toloza "le abrieron la ceja cuando se dieron cuenta de que era policía", después de apoderarse de un reloj y una cadena de la pareja. Sin embargo, una fuente policial aseguró que Toloza no pertenece a las filas de la Unidad Regional II. Pero Toloza forcejeó con los ladrones y cuando ya habían escapado se subió a un remís y los persiguió. "Nosotros y la policía agarramos a los choros", contó Mauricio. Los ladrones fueron conducidos a la seccional 6ª y fueron identificados como Oscar Marcelo Sánchez, de 19 años; Carlos Pereyra, de 19, y Víctor Pereyra, de 20. La policía recuperó la billetera de Mauricio, pero sin el dinero. Tampoco apareció, según Willy, el efectivo que le robaron a la pareja. A Mauricio lo atendieron en el Hospital Carrasco y a Julio los médicos deberán realizarle una radiografía para establecer si le quedó alguna secuela del golpe que recibió en la cabeza.
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