Año CXXXVI
 Nº 49.749
Rosario,
lunes  10 de
febrero de 2003
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Disputas por la etapa pos-Saddam

Christiane Oelrich

Washington. - Si bien aún no se dio la orden de inicio de la guerra contra Irak, la disputa por tener influencia en la era pos-Saddam ya comenzó hace mucho. Los estadounidenses están actuando en muchos frentes. Se están llevando a cabo negociaciones discretas con Turquía, Irán, grupos opositores iraquíes y consorcios petroleros estadounidenses. La semana pasada, el Parlamento turco votó, tras un largo tira y afloja, a favor de la modernización de las bases militares estadounidenses en el país.
En maratónicas negociaciones en Ankara, los turcos consiguieron a cambio una serie de concesiones de los estadounidenses. El ejército turco podrá, con el consentimiento tácito de Washington, avanzar detrás de las tropas estadounidenses en los territorios kurdos en el norte de Irak.
Según la interpretación de Washington, se trata solamente de dar ayuda humanitaria para refugiados, pero el gobierno en Ankara no disimula que quiere sofocar en su origen todos los intentos de crear un Estado kurdo independiente. Por su parte, los kurdos iraquíes temen que Ankara busque concretar su sueño de dominación en la región. Turquía no puede permitir quedarse excluido, dijo el líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), en el gobierno, Recep Tayyip Erdogan, la semana pasada. Si tras una operación militar se llega a una reestructuración de Irak, Turquía debe participar "efectivamente" en las decisiones. "Los intereses de Turquía a largo plazo e incluso su seguridad podrían estar comprometidos", subrayó.
EEUU también extendió sus tentáculos hacia Irán. Washington quiere asegurarse de que Teherán se mantendrá al margen de los combates, informó el Washington Post. Conversaciones discretas con diplomáticos iraníes ya están llevándose a cabo en Europa. A pesar de que el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Kamal Jarrasi, subrayó la semana pasada en Londres que su país se mantendrá fuera del conflicto, los kurdos iraquíes temen que Teherán también tenga ganas de ganar territorios en el este de Irak.
Teherán tampoco quiere tolerar el control de una gobierno pro-occidental en Bagdad sobre santuarios chiítas en Irak, sostienen observadores. Para Teherán hay mucho en juego en el caso de un cambio de régimen en su enemigo Irak, estiman los expertos. Si en Bagdad, tras la caída de Saddam Hussein, ganan influencia representantes de la mayoría chiíta, esto podría dar impulso a fuerzas reformistas en Irán y desafiar a la teocracia que gobierna con mano dura en Teherán.
El contacto con los estadounidenses, posiblemente el poder decisivo en el país vecino en un tiempo no lejano, son para Teherán de extremo interés. Y también están los poderosos consorcios petroleros, que sueñan con grandes negocios en vista de las inmensas reservas en Irak. Tan sólo la modernización de los campos petrolíferos iraquíes, descuidados durante años, es un negocio millonario, sin mencionar los lucrativos contratos para la explotación del oro negro.
En octubre negociaron en Washington tres grandes empresas petroleras estadounidenses con opositores iraquíes, confirmó un portavoz del Congreso Nacional Iraquí (CNI).
También el vicepresidente de EEUU, Richard Cheney, quien fue en el pasado jefe de una importante empresa petrolera en Texas, invitó a sus ex colegas para conversaciones de sondeo en Washington, según el Wall Street Journal, sin que trascienda el detalle de la agenda. Mientras gobierne Saddam Hussein en Irak y la decisión de comenzar una guerra sea postergada, la discresión es, por supuesto, una cuestión de honor. (DPA)


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