Año CXXXVI
 Nº 49.749
Rosario,
lunes  10 de
febrero de 2003
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Un informe privado advierte sobre los desafíos futuros para América latina
Aconsejan equilibrar las cuentas públicas para evitar el retorno de la inflación
La Fundación Capital remarcó que la región deberá realizar un manejo austero por el "complicado escenario social"

Sin financiamiento y en medio de un contexto de fuerte caída en el ingreso de capitales de la región, los países de América latina "deberán extremar los esfuerzos por equilibrar las cuentas del sector público si es que quieren evitar el retorno de la inflación a niveles semejantes a los de la década del 80", aconsejó la Fundación Capital en su informe semanal.
Expresa que se "deberán hacer frente a un manejo austero, con un complicado escenario social" ya que los desequilibrios económicos en el frente interno y externo se consolidaron en el último lustro.
El relevamiento indica que el crecimiento del producto observado en el período 1998/2002, del 1,3%, está lejos del alcanzado entre 1991/97, del 4%. Por otra parte, remarca que el crecimiento del PBI per cápita real esta estancado desde 1997 hasta la actualidad, con el agravante que el desempleo es mayor.
"Todo esto se tradujo en el empeoramiento de las condiciones de bienestar de la población latinoamericana, y por ende, en la debilidad del consumo interno", dice la Fundación que pilotea Carlos Pérez.
A su vez, el déficit fiscal de la región se ha ensanchado, pasando del 1,4% al 3,6% del PBI, contribuyendo al incremento del endeudamiento externo.
Con lo cual, el estudio plantea que el dilema a futuro pasa por disminuir estos desequilibrios de las economías latinoamericanas, en un contexto externo complicado, con escasez de fondos internacionales y dentro de un clima de importantes demandas sociales en la región.
El informe expresa que el conjunto de los países de la región tuvo un incremento de apenas 0,3% del PBI, una caída en el ingreso per cápita de cerca de uno por ciento y una promedio del 11%, que revirtió la tendencia descendente observada en la última década, debido principalmente al traspaso a precios de la devaluación de las monedas domésticas, indica. Tanto es así que para los investigadores de la Fundación Capital, los países de América latina "se defienden devaluando sus monedas".

Inversores que huyen
El informe indica que al tiempo que esto se produce, el grado de aversión al riesgo de los inversionistas internacionales hacia estos mercados continuó creciendo, lo que se traduce en mayores dificultades para acceder al crédito.
El 2002 fue el cuarto año consecutivo de caídas en el ingreso de capitales privados hacia América latina, además de situarse en los niveles más bajos de los últimos 13 años.
Como defensa, los países de estos mercados devaluaron sus monedas, logrando ingentes saldos favorables en sus balanzas comerciales (más por el fenomenal ajuste en el nivel de importaciones que por el incremento de exportaciones, que requiere un proceso más largo) y de la mano de ello, una cuenta corriente que continuó ajustándose.
De todos modos, el informe indica que el marcado deterioro económico que sufrió la región en 2002 se reflejó con distinta intensidad según los países. Por caso, "Argentina, Brasil y Uruguay vieron empeorar la mayoría de sus variables económicas, mientras que Chile y México han logrado desenvolverse mejor en el contexto de turbulencia que azota a la región en la coyuntura", explica.
En el lado fiscal, el resultado de la región empeoró en el 2002, producto del bajo nivel de actividad económica, con disminuciones tanto en el gasto público, como en la captación de recursos, ante estructuras tributarias sesgadas hacia los mercados internos. Las políticas fiscales y monetarias fueron contractivas, actuando de manera procíclica, aunque las respuestas puntuales variaron de acuerdo a los diferentes países.
Por caso, los tres socios más grandes del Mercosur (Argentina, Brasil y Uruguay) comparten un evidente problema de falta de competitividad (necesitan por lo menos 4 años de exportaciones para pagar su deuda externa). Además tienen fuertes desequilibrios de sus cuentas públicas, lo que en la práctica se ha traducido en un Estado que ha sido una aspiradora de fondos, desplazando al sector privado, combinado con un desempleo en ascenso, con registros que en Argentina y Uruguay se han consolidado en los dos dígitos.
En el caso de Chile y México, la fragilidad externa es menor (requieren 2 años de exportaciones para pagar la deuda externa), el sector público tiene niveles de desequilibrio y endeudamiento reducidos, lo que les proporciona mas grados de libertad frente a contextos adversos.
Los márgenes se amplían tanto más, en la medida que al ser países que ostentan el "investment grade" según las calificadoras de riesgo, tienen acceso a financiamiento barato y abundante.
El desafío de las autoridades económicas y de la dirigencia de cada uno de los países, será articular un marco de políticas económicas que reduzcan las vulnerabilidades y desequilibrios existentes, sin dejar de atender a las necesidades sociales, concluye el informe de Fundación Capital. Aunque "se debe tener en cuenta que en los últimos años, existe un menor consenso social en la región sobre las reformas pro-mercado de comienzos de los 90".



La inflación de los 80 se muestra como un fantasma.
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