La reestructuración del sistema bancario, una de las prioridades del gobierno tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se instaló como un tema de agenda en las prioridades de las entidades para este año. Así, tras la apertura del corralito y el corralón financiero, los bancos decidieron impulsar la fidelización de los clientes que comenzaron a familiarizarse con el uso de la banca electrónica como una estrategia de negocios para el 2003.
"Después de haber tenido un pico de uso de transacciones en línea durante el primer trimestre de 2002, a medida que se iba liberando el corralito, fue decayendo el uso de la banca electrónica", explicó el analista de mercado Enrique Carrier de Carrier y Asociados.
En esta caída influyó "no sólo la mayor liquidez, sino la menor confianza en el sistema bancario", pero pese a esto las entidades siguen apostando a la banca electrónica.
En ese marco se entienden las diferencias de costos entre una operación en cajero físico a una transacción realizada por vía electrónica, a favor de la segunda, así como las decisiones de algunas entidades de no percibir más impuestos en las cajas de los locales físicos.
La decisión de las entidades apunta a recomponer la crítica situación en la que quedaron los bancos tras un año de confiscación de depósitos y definir un plan de acción concreto potenciando los pocos elementos que tienen a mano, como la operatoria electrónica, a la que fueron forzados muchos clientes por falta de liquidez.
El presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), Mario Vicens, reconoció que el balance del último año para el sector bancario es "muy negativo", por entender que "no sólo se afectó la confianza del depositante sino también la liquidez y la situación patrimonial" de las entidades financieras. Más allá de esto, Vicens sostuvo que "durante los últimos meses está empezando a recuperarse" y estimó que la banca extranjera considera que no tiene sentido irse del país luego de las inversiones realizadas. "Se va a alcanzar la normalización, dentro de los límites que impone la crisis, cuando efectivamente se normalice el crédito", explicó.
En el grupo de usuarios de banca electrónica, que según estadísticas de diciembre pasado abarca a 760.000 personas (el 19 por ciento de los usuarios de Internet), el 96 por ciento usa el servicio para consultar el saldo de sus cuentas y sólo el 37 por ciento realiza transacciones.
La previsión para este año es que las entidades bancarias no buscarán captar nuevos usuarios de banca electrónica, sino que intentarán que el 63 por ciento de los que ya la usan sólo para consultas se atreva a dar el paso siguiente: la transacción.
"El objetivo es generar un cambio cultural ya que, a pesar de tener Internet, a pesar de tener cuenta bancaria, la mayoría de los clientes sigue prefiriendo otros canales al electrónico", apuntó Carrier.
En ese sentido la barrera a quebrar no es sencilla puesto que el 87 por ciento de los usuarios de Internet bancarizados (con cuentas bancarias) que no utilizan los servicios de home banking, consideró "poco o nada probable" arriesgarse a estas nuevas formas de operar al menos por los próximos seis meses, según el relevamiento hecho en diciembre pasado.
Cómo reforzar el uso
La estrategia de los bancos apuntará a "reforzar a los ya usuarios intensivos de estos servicios y convertir a los que sólo van a mirar el saldo de su cuenta".
Para ello, uno de los primeros pasos a incentivar es el pago de servicios, ya que aún quien sólo tiene una cuenta sueldo en una entidad bancaria tiene indefectiblemente obligaciones de pago de servicios como electricidad, agua, gas y rentas.
Si la transacción en línea resulta más económica, segura y cómoda que el pago realizado en persona ante un cajero humano, la ecuación resultará indefectiblemente a favor del pago en línea.
Por otra parte, los usuarios de banca electrónica se caracterizan en su mayoría por ser antiguos usuarios de Internet y responder a altos niveles socio económicos, parámetros tradicionalmente emparentados por lo costoso que resultaba tener una computadora y acceso a la web en los primeros años de Internet en la Argentina, como fue el período 1994-1996.