| | Editoriales Proyecto que marca rumbos
| Una de las principales falencias que padece hoy Rosario es la deficiente calidad de sus ingresos viales. Divergen de manera notable, en efecto, la impronta de pujanza y trabajo que históricamente ha caracterizado a la ciudad de la imagen de desidia y abandono proyectada por sus accesos. A resolver una parte del problema contribuirá en gran medida, sin dudas, la ambiciosa remodelación que se ha diseñado del acceso por bulevar Oroño. El intendente Hermes Binner lanzó el pasado jueves el llamado a licitación nacional e internacional de una obra de características espectaculares, cuya concreción demandará una erogación de treinta y cuatro millones de pesos. El detalle del proyecto, que se ejecutará en el tramo que transcurre entre bulevar 27 de Febrero y la autopista a Buenos Aires (calle Batlle y Ordóñez), incluye el ensanche de las calzadas y la reducción del cantero central, además de la construcción de cinco kilómetros de bicisendas, un emisario, desagües cloacales y un túnel para vehículos que pasará por debajo de las vías férreas. El plazo de ejecución de los trabajos es de veinte meses y su inicio está contemplado para el mes de junio del presente año. Después de haber atravesado un período aciago la Argentina parece estar resurgiendo de sus cenizas y Rosario -que se erigió en adecuado muestrario de las múltiples llagas sociales- también transmite señales de leve mejoría. La recuperación de la obra pública constituye un claro indicio de los avances hacia adelante que se han gestado en los últimos meses. Que deben ser cuidados, claro está, con la obsesiva atención que merece un recién nacido. Pero la modificación en las expectativas resulta perceptible, incluso en el estado de ánimo de la gente. El 2003 puede ser, entonces, el año en que se reabran los clausurados horizontes. Si a la prometida finalización del puente a Victoria para el mes de mayo se le suman la reparación de la deteriorada avenida de Circunvalación y el inicio de las obras destinadas a remodelar el ingreso por bulevar Oroño puede comenzar a mirarse el futuro con una expresión distinta de la acostumbrada, que dibuje en la cara los perdidos rasgos del optimismo.
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