Año CXXXVI
 Nº 49.748
Rosario,
domingo  09 de
febrero de 2003
Min 11º
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cartas
Elecciones ejemplares

En otros tiempos una elección era más bien un duelo en el cual vencían los más arrojados y capaces de desbaratar por la fuerza o el fraude el triunfo ajeno. El fraude electoral es un menosprecio a la soberana voluntad popular libremente expresada en las urnas. Por supuesto, ¡qué iban a respetarla quienes no hacían otra cosa que explotar al pueblo, viviendo de su sudor y sacrificio! Cuando se habla de autores de fraude no se deben hacer distingos entre quienes lo cometieron y aquellos que lo apañaron o aprovecharon, o por lo menos lo aceptaron como maniobra utilizable en su intento de ganar. La ley Sáenz Peña hizo renacer la confianza en la legalidad del sufragio y tonificó la vida cívica. Pero a la pícara política criolla le cuesta cambiar de hábitos. Denuncias de fraude en la interna radical del pasado 15 de diciembre y un "plan antifraude" propuesto por Rodolfo Terragno para los comicios complementarios del 16 de febrero. Según Carlos Menem "Duhalde impulsa un fraude siniestro". Rubén Marín -a cargo del consejo nacional justicialista- pidió a la Organización de Estados Americanos (OEA) el envío de una misión que supervise el proceso eleccionario que culminará el 27 de abril próximo. Es hora de que en Argentina las elecciones
-generales o internas partidarias- sean ejemplos de honradez y corrección, reconocidas como intachables por ganadores y perdedores.
Carlos Alberto Parachú


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