Punta del Este es un destino veraniego lleno de placeres, aguas bravas y mansas, médanos, bosques, atardeceres espectaculares, delicias gastronómicas, casinos internacionales y mucha seguridad. Muy cerca de este paraíso se encuentra Casapueblo, lugar de reposo e inspiración de Carlos Páez Vilaró, gestor de uno de los símbolos artísticos y arquitectónicos más originales del país.
Casapueblo es hoy un emblema mundial visitado por cientos de turistas de todo el mundo. Se la conoce también como la gigantesca escultura habitable situada en los acantilados rocosos de Punta Ballena, departamento de Maldonado, cercana a Punta del Este, en Uruguay.
Su creador es el mundialmente reconocido artista plástico Carlos Páez Vilaró. Habiendo heredado de su padre el amor por la construcción Páez Vilaró pidió perdón a la arquitectura por su libertad de hornero y fue construyendo una casa "en guerra abierta contra la línea y los ángulos rectos" tratando de humanizar su arquitectura en conceptos de horno de pan.
Su estilo recuerda a las construcciones mediterráneas, sin embargo predominan las cúpulas semejantes a los nidos que construyen los horneros, el pájaro típico de Uruguay.
Llena de habitaciones, cúpulas, pasajes y callecitas internas, cada rincón de Casapueblo está impregnado de la historia de Punta del Este. En el verano se realizan conciertos, presentaciones de libros y exposiciones, y muchos personajes del espectáculo, la política, el arte y el deporte se dan cita en la gigantesca mole blanca situada sobre la bahía de Portezuelo.
Ingenio y audacia
Llena de ingenio y audacia arquitectónica, hoy es el símbolo edilicio más característico de ese país. Su diseño tan original hace suponer que podría seguir estirándose hacia el cielo y el mar como si "sólo el vuelo de los pájaros pudieran medir su dimensión".
En estos días la afluencia de turistas se acrecienta y transforman sus terrazas al sol en una mezcla fantástica de idiomas semejantes a una Torre de Babel.
Recorriendo las entrañas de su majestuoso aspecto nos sumergimos en un mundo fantástico, paradisíaco, lleno de luz y paz, en comunión plena con la naturaleza. Su creador confesó más de una vez que soñó con una casa que se midiera abierta, sin puertas ni ventanas y así fue tomando forma. Cada sector se fue uniendo como los "vagones a una locomotora".
Cada sala, túnel, espacio o callejuela, lleva un nombre identificatorio: Scorpio, el camino de Ernesto Sábato, el callejón de Jorge Luis Borges, la calle de Horacio Quiroga, la cúpula de Annette, su amada compañera y así sucesivamente.
"Casapueblo es actualmente una vasta geografía de habitaciones amalgamadas en un sólo camino hacia el futuro". Como un inmenso caracol justo en el centro de las edificaciones se encuentra el microcine, la sala de exposiciones Rafael Squirru y la sala Pablo Picasso, el sector de conferencias y presentaciones de libros, y el patio-taller donde los turistas pueden adquirir sus obras.
En cualquier momento del recorrido el visitante puede distrutar en el microcine de un documental sobre la vida y obra de su creador, una cita obligada y muy recomendable para aquellos que quieren conocer en profundidad los periplos aventureros del artista, sus vivencias en Oceanía, Oriente, Africa, Nueva Guinea y Brasil, lugares donde fue plasmando su arte en murales y conviviendo en comunión con el pueblo massai, samburu, turcana y papúa.
Otra faceta que el documental rescata es el ritual de la amistad que el artista cultivó a lo largo de su vida con Astor Piazzolla, Mujica Láinez, Plácido Domingo, Ernesto Sábato, Pablo Picasso y Salvador Dalí, por nombrar a unos pocos.
Hacia el sur de la construcción Páez fijó definitivamente su residencia, donde posee su atelier. En el taller funciona también el barcito de los artistas, famoso por los encuentros de intelectuales y amigos.
Pero si este paseo es subyugante, más lo es, subir hacia las terrazas principales y observar la ceremonia del sol, verdadero protagonista del momento, y donde una grabación del artista con su propia voz cautiva a los espíritus más selectos.
Gracias al apoyo y entusiasmo de su actual mujer, Annette Deusen, el atelier de Casapueblo tomó fuerzas y Carlos Páez Vilaró está seguro que nadie como ella llevará la barca a destino cuando él decida dejar el timón.