Elbio Evangeliste/ Ovación
Este equipo de Central Córdoba se está tornando cada vez más imprevisible, aunque para suerte de los hinchas charrúas esté arrojando casi siempre un final positivo. Lo de ayer no fue brillante ni mucho menos, salvo que algún analista se haya quedado con la imagen de los últimos 20 minutos del partido, cuando los charrúas ya habían echado por tierra la suerte de San Telmo. Pero sí vale destacar que en el fútbol actual no es fácil hacer seis goles, más aún si se tiene en cuenta que el equipo de la Isla Maciel había llegado al Gabino Sosa como la segunda defensa menos vencida del torneo (tenía sólo 12 goles en contra). Ni el más optimista se hubiera imaginado un final con baile cuando a los 3' San Telmo ya estaba ganando con gol de Filomena de cabeza. Fue un golpe difícil de asimilar. Es que hasta ese momento casi ni habían tenido tiempo de estudiarse. Y no fue fácil para los charrúas torcer el rumbo del partido, porque si bien la visita no inquietaba, los de Tablada hacían poco y nada por parecerse a ese equipo agresivo de fechas anteriores. Si hasta la aparición de Guffanti en el corazón del área para marcar el empate pareció estar fuera de contexto. Pero nada cambió con el gol, porque más allá de manejar la pelota, Central Córdoba no podía encontrar el camino a la gloria. Recién lo halló cuando el árbitro Miguel González marcó un penal que nadie vio ni reclamó (ni los jugadores ni los hinchas) y que Calabrese se encargó de facturar. ¿Tarde tranquila? Para nada. En la segunda aproximación de San Telmo al arco de De Lemos, Peralta aprovechó el regalito de la defensa de Tablada para poner el 2 a 2. Central Córdoba era un equipo cuando atacaba y otro a la hora de defender. Sin hacerle pasar grandes sofocones, el equipo de Zacarías se mostró más dinámico en los primeros minutos de la segunda etapa, especialmente cuando encaraba por el sector derecho de la defensa charrúa. Pero fue apenas un ratito. Hasta que el Chango Cárdenas marcó un verdadero golazo (el más lindo de la tarde) a los 12' y el Negro Santos hizo lo suyo siete minutos más tarde. Ahí sí fue otro partido. Ya casi estuvo de más el gol de Guffanti a los 24', y ni hablar del penal que convirtió Calabrese a 15' del final. Lo cierto es que al equipo de Santángelo le alcanzaron 25 minutos de lucidez para sacarse de encima a San Telmo. Faltan sólo dos fechas y el sueño de alcanzar a los líderes suena cada vez más utópico, pero goleadas como estas aportan para encarar la segunda parte del torneo con otro tipo de ambiciones.
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