Walter Gasparetti / La Capital
Villa Eloísa. - Ivo Pallotti no dudó en inventar una máquina para producir platillos de tiro cuando un conocido tirador de la localidad le auguró un éxito comercial por la demanda creciente del mercado. El paso de los años demostró que el deportista no se equivocó y que Ivo se vio obligado a perfeccionar el equipo para incrementar la fabricación en su establecimiento de Villa Eloísa. La aventura comenzó en los primeros años de la década del 60. Juan Codeluppi, uno de los tiradores más reconocidos de la región, sugirió a Pallotti que se iniciara en la actividad. En ese entonces Ivo, que moldeaba goma y plástico, aceptó el desafío. En la actualidad posee la única fábrica que existe en el territorio santafesino. "Con mucho esfuerzo pude hacer apenas 50 unidades con una máquina que fabricaba 30 platillos por hora. Codeluppi fue a un certamen en Huinca Renancó y cuando volvió me dijo que había vendido 5.000 platillos que se debían destinar a la provincia de Tucumán", recordó Pallotti con sus 79 años. Tras esa primera operación comercial la empresa comenzó a trabajar las 24 horas del día. Sin embargo, el ingenio de Pallotti nunca dejó de descansar porque existía la necesidad de otorgarle a la máquina mayor velocidad y producción. El aporte de nuevas ideas hizo que el ritmo de fabricación variara de 30 a 600 platillos por hora. "Jamás había observado una máquina porque los platillos no se fabricaban en Argentina. Como nunca fui al exterior para observar equipos similares tuve que perfeccionar lo que tenía. A los pocos años desarrollé otra máquina para pintarlos", comentó. La firma tiene algunas curiosidades. El personal esta compuesto por mujeres que sólo trabaja en invierno, debido a las altas temperaturas que tiene el local cuando la brea de hulla se somete al fundido en los moldes. Desde hace seis años posee dos socias, que colaboran en la actividad, Estela Bellino y Beatriz Severini. Los platillos tienen medidas internacionales: 11 centímetros de diámetro y 25 milímetros de espesor. Las normas internacionales indican, además, que deben estar pintados de color anaranjado, amarillo o blanco, según las circunstancias climáticas. La "cacería de platillos" es un deporte que ha causado gran aceptación entre los tiradores y cazadores. Esta práctica consiste en disparar a dos platillos que son lanzados en forma simultánea por máquinas en una cancha que, por lo general, posee arbustos, árboles o matorrales. Los platillos se arrojan desde la misma posición inicial donde se encuentran las máquinas lanzadoras de cada cancha. Es el tirador el que varía la posición de tiro. La velocidad que alcanzan los platillos en su desplazamiento varía entre los 90 y los 100 kilómetros por hora. Durante las primeras experiencias, Pallotti utilizó un material denominado rafaelita, hasta que una empresa de la provincia de Buenos Aires comenzó a producir la brea de hulla. El alquitrán, que constituye la principal materia prima, es volcado en un depósito que el establecimiento posee en una de las dependencias. La firma supo exportar platillos a diversos países de América del Sur. "La demanda actual proviene del mercado interno. Somos uno de los pocos proveedores que hay en el país y los precios son competitivos. Durante la convertibilidad se importaban platillos, pero en la actualidad los productos que provienen del exterior quedaron fuera de precio", resaltó. La empresa fabrica durante los meses de invierno el stock para las escasas ventas que se registran en verano. "Durante enero, febrero y marzo hace mucho calor para desplegar esta actividad. Además los tiradores se toman vacaciones. El fuerte comienza después de abril", comentó el fabricante a La Capital.
| La fábrica sólo trabaja durante los meses de frío. | | Ampliar Foto | | |
|
|