Alejandro Cachari / Ovación
Capital Federal (enviado especial).- Parece un video extraído de los finales de la década del 70, o algún momento de los comienzos de los 80. Pero es 2003. Empieza a hacerse costumbre. Argentina superó el durísimo escollo alemán como si nada y se instaló en los cuartos de final de la Copa Davis, instancia en la que probablemente reciba a Rusia en junio para intentar vengarse de la semifinal perdida en Moscú el año pasado. De paso, se aseguró un lugar en el Grupo Mundial para el año próximo.
Como si nada hubiera pasado ya quedó marcado. Los 10 años de ausencias en los grandes acontecimientos tenísticos por equipos parecen no haber existido. Lucas Arnold y David Nalbandian le pusieron la frutilla al postre en un partido de dobles de escaso nivel técnico pero muy emotivo, mucho más que los singles del viernes en los que Gastón Gaudio y el número nueve del mundo habían superado la barrera de Rainer Schuettler y Lars Burgsmuller en sets corridos.
Tres horas y dos minutos fueron necesarias para que la clasificación a los cuartos de final quedara sellada. La dupla argentina que hizo historia en Moscú derrotando a Yevgeny Kafelnikov y Marat Safin, se impuso en un partido muy cerrado a pesar de la contundencia en la mayoría de los sets por 6/1, 0/6, 4/6, 6/1 y 6/2.
Inesperada, pero reglamentariamente, el capitán alemán Patrik Kuhnen modificó el equipo una hora antes del partido y dejó fuera de la competencia al experimentado David Prinosil.
El secreto quedó bien guardado en el búnker alemán pero lo cierto es que Schuettler fue el acompañante de Kohlmann. Algunos periodistas germanos se animaron a asegurar que el cambio estaba previsto si el primer día terminaba 0/2 por la falta de carácter de Prinosil para partidos importantes en los que tiene que sobrellevar el peso del mismo. Otros simplemente alegaron que Kohlmann está más acostumbrado a jugar con Schuettler.
Arnold y Nalbandian arrancaron con autoridad y se llevaron el primero por 6/1 en 42 minutos. El tiempo de desarrollo del set no se condice con la facilidad del resultado, pero lo cierto es que fueron 7 games muy parejos. Cinco de ellos se definieron en ventaja.
Argentina pareció sentirse cómoda con el parcial y se relajó. Resultado: Alemania la pasó por arriba en el segundo (6/0 en 21 minutos) y también le arrancó el tercero por 6/4 en 42 minutos.
Allí, cuando el tercer punto estaba más cerca de los europeos que de los criollos apareció en casi toda su dimensión el top ten Nalbandian. Si David no había quedado conforme con su juego en el triunfo sobre Burgsmuller, ayer pagó con creces la expectativa que generó su posición en el ránking. De paso, debe reconocerse que ayer sí mostró sus credenciales de tenista de élite Schuettler, reciente finalista en Australia. El fue el artífice del triunfo parcial de dos sets a uno en favor de los teutones.
Pero el cordobés se puso el partido al hombro y jugó 77 minutos en un nivel extraordinario para mantener a Argentina en el partido y sostener a su compañero Arnold en competencia. Lucas estuvo extrañamente errático y casi no puso en juego su tradicional temperamento, atributo indispensable para esta clase de encuentros. Sirve como definición para intentar desentrañar la principal característica del partido. Si Arnold hubiera metido sus primeros servicios en un porcentaje normal, el match se hubiera definido un rato antes.
Lo que parecía que caería de un lado, se fue para el otro: 6/1 en 40 minutos y 6/2 en otros 37.
En el medio, una lesión de Kohlmann que obligó a su atención un par de veces.
Hoy jugarán para cumplir los dos puntos que quedan. Probablemente Juan Ignacio Chela reemplace a Nalbandian y Prinosil haga lo propio con Schuettler. Pero por entonces, el tenis argentino ya sabrá si recibe al campeón defensor Rusia o a República Checa por los cuartos de final en junio con muy buenas chances de volver a ser protagonista en semifinales.
Parece mentira, pero en poco más de un año, la nueva camada de tenistas argentinos borró de un plumazo 10 años de frustraciones. Enhorabuena.
| |
La Ciudad
