Una alegría más. Y van... Boca ratificó su paternidad ante River, esta vez en Mendoza, otra vez por la vía de los penales luego de igualar 3 a 3 al cabo de los 90 minutos. Al conjunto millonario de poco le sirvió ser apenas superior durante el tiempo de juego, ya que extendió su racha adversa ante su eterno rival a tres partidos en lo que va del año. Si hubo algo que no le faltó al superclásico fue emoción. Por lo menos en el primer tiempo. Porque cuando apenas se llevaban jugados seis minutos Pipino Cuevas clavó un zurdazo desde casi 30 metros junto al palo izquierdo de Muñoz. Un golazo. El sueño de los hinchas millonarios ya tenía, al menos, los cimientos. Pero Boca rápidamente se encargó de ponerle freno a la construcción del triunfo. A los 17' Moreno habilitó por izquierda a Caneo, quien le ganó en la corrida al uruguayo Del Campo y aprovechó el hueco que Buljubasich dejó en el primer palo para marcar la igualdad. Ese gol pareció paralizar a los jugadores de River. La muestra más clara fue cuando dos minutos más tarde llegó el show de las chilenas. Ibarra ensayó la primera en el borde del área y su centro cayó donde estaba Moreno, que con total libertad la bajó de pecho y ejecutó la segunda, ante la atónita mirada de los defensores millonarios, para dejar sin chances al Tati. Lentamente, el rostro de Pellegrini se iba desencajando. Sin embargo, el rendimiento de su equipo, salvo el grosero error en el segundo gol xeneize, no era del todo malo. Cuevas cada vez que encaraba generaba peligro, pero siempre se mostró demasiado solo. El olor a empate se sintió cuando a los 28' Schiavi derribó al paraguayo en el borde del área y el Torito Cavenaghi se paró frente a la pelota. Pero su disparo dio en el travesaño, y la fortuna millonaria terminó llegando de la mano de Coudet, quien aprovechó el rebote de Muñoz tras el cabezazo de Cuevas. Esa intensidad en el juego se extendió hasta los primeros minutos del complemento, cuando nuevamente Cuevas, la figura de la noche, dejó en el camino a cuanto defensor se le interpusiera y definió con fuerza ante la salida de Muñoz. A partir de allí fue otro partido, porque mientras Boca intentaba como podía, River se encargó de manejar la pelota y, cuando lo creía conveniente, metía la contra rápido. Incluso tuvo la chance de liquidar el partido cuando el cabezazo de Cavenaghi se estrelló en el travesaño. Pero no lo hizo y Boca no dejó escapar la posibilidad. Casi en la última bocha de la noche, Caneo ganó en lo alto y César González, desde el piso, puso el 3 a 3 definitivo. Finalmente la lotería de los penales le volvió a dar a derecha a los xeneizes, que con el de anoche extendieron a tres los gritos en la cara sobre su clásico rival.
| |