 |  | cartas El voto duda
 | A menos de tres meses de las elecciones generales el ballottage se perfila como la herramienta constitucional que puede definir la pelea presidencial. Como es de conocimiento público, y según las encuestas, ningún candidato logra aventajar demasiado al resto ni supera el 20 por ciento de intención de voto, por lo cual es posible una segunda vuelta electoral. Sin dudas, esto tiene una explicación clara y contundente, una lectura precisa de la realidad: la incertidumbre y la desconfianza de los ciudadanos hacia los distintos candidatos. Se ha instalado el voto duda, nadie sabe qué dirigente político puede mejorar la situación del país, ante la carencia de propuestas. Obviamente, luego de tantas décadas de retrocesos y desaciertos políticos y económicos, la gente tiene motivos válidos para culpar a quienes gobernaron el país. Así como en la administración menemista se dio el voto -en 1995- que decidió el apoyo a la reelección del riojano por temor a que los créditos contraídos por la clase media se tornarán impagables, y el voto bronca de cuatro millones de argentinos en octubre de 2001, ahora aparece en escena el voto duda. Seguramente habrá segunda vuelta electoral, esto si ningún partido obtiene el 45 por ciento de los votos. Hasta ahora todo hace prever que habrá que votar dos veces. Marcelo Malvestitti
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