Sobre el filo. La Justicia provincial declaró ayer la quiebra del matrimonio de Armando Ciurlini y Norma Zuchiatti. De esa forma se evitó el remate de su casa ubicada en Servando Bayo al 1200. Los bisabuelos de 75 y 73 años estuvieron al borde de perder su única vivienda, tras haber salido de garantía de un crédito bancario cuyo solicitante jamás pagó.
"Ahora estamos mucho más tranquilos", afirmó Norma, luego de saber que podrá seguir durmiendo en la casa que habitó durante los últimos catorce años. Ayer a la mañana, la jueza Civil y Comercial de la 13ªnominación, Marta Gurdulich, decretó la quiebra, haciendo lugar a la presentación realizada seis meses antes por el abogado patrocinante del matrimonio, Orlando Baldacci.
"La magistrada actuó correctamente"
"Creo que la magistrada actuó correctamente y se expidió con premura, teniendo en cuenta que el tiempo apremiaba", señaló el letrado antes de considerar que la jueza "contempló la situación que afrontaban estas personas", que hasta ayer estaban al borde de perder su vivienda.
La resolución de Gurdulich se tomó en horas de la mañana y el remate del inmueble había sido fijado por el juez Civil y Comercial de la 3ªNominación, Hernán Carrillo, para las 16. Tras declararse la quiebra, quedaron suspendidas todas las tramitaciones de juicios y por tanto, se canceló la subasta.
"Hubiera sido muy injusto que perdiéramos la casa por una deuda de 7.500 pesos", indicó Norma.
Cabe recordar que Armando y Norma, se mudaron a la vivienda de Servando Bayo al 1200 hace 14 años. Entonces comenzaron a frecuentar a la parroquia San Francisco Solano. Allí conocieron a Miguel Lambán, un hombre que vendía libros carismáticos en la puerta de la iglesia.
El trato entre Lambán y el matrimonio se hizo cada vez más frecuente a punto tal que el comerciante un día le pidió a los abuelos que le firmaran como garantes un pagaré, ya que pretendía sacar un crédito bancario para comprar libros vinculados a la iglesia.
Según contó Norma y Armando, Lambán jamás hizo frente a sus deudas, y ellos supieron de la gravedad de la situación "cuando ya estaban por rematar la casa". Baldacci dijo que "ahora el banco que le dio el crédito a Lambán deberá tratar de cobrarle a él o de lo contrario deberá presentarse ante la justicia como acreedor del matrimonio Ciurlini Zuchiatti".
Los feligreses de la parroquia San Francisco Solano están indignados con el accionar de Lambán y su esposa, a quien identificaron como Lidia Carolina Carati. "El padre Angel Gaite (ex encargado de la pastoral del colegio) siempre supo que Lambán estafaba a la gente y nunca hizo nada para impedirlo", dijo uno de los allegados a la parroquia que pidió no ser identificado. La fuente también apuntó que Lambán daba clases de catequesis y tenía un programa en una emisora de frecuencia modulada vinculada a la Iglesia Católica donde leía el Evangelio.
Los fieles indicaron que Carati "colaboró íntimamente con Gaite desde el 96 en adelante e inclusive llegó a ser coordinadora arquidiocesana de la Renovación Carismática en Rosario".