Año CXXXVI
 Nº 49.745
Rosario,
jueves  06 de
febrero de 2003
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Conmoción de peatones y automovilistas a mediodía en Salta y Entre Ríos
Delincuentes en moto le dispararon a un dirigente de Central
A Fermín de Islas le tiraron tres veces y no le dieron. Alegó la sustracción de un Rólex. No hubo robo

Paola Irurtia / La Capital

Tres tiros resonaron en la céntrica esquina de Salta y Entre Ríos ayer al mediodía por un robo tan violento como increíble: los ladrones aparecieron en moto sobre la vereda y a contramano, apuntaron con un revólver a un dirigente de Rosario Central para exigirle el reloj de oro, que el hombre se resistió a entregar a pesar de los disparos. El primer balazo apuntó al aire, pero los otros dos se dirigieron a las piernas del dirigente, de 61 años, aunque ninguno lo alcanzó. Antes de escapar sin llevarse nada, los maleantes golpearon en la cabeza al directivo, con la culata del arma, y le provocaron un corte en el cuero cabelludo.
La víctima del ataque es Fermín Lucas de Islas, un histórico miembro de la comisión directiva del club de Arroyito. El hombre llegó a las 13 a la esquina de Salta y Entre Ríos en su Renault 19 rojo y lo estacionó apenas cruzó la bocacalle. Iba a la mutual 18 de marzo, ubicada en Salta al 1200, donde colabora como asesor, según le contó a La Capital.
Al cerrar el auto, un dúo de pistoleros que se movilizaban en una moto tipo enduro se le acercó y uno de ellos lo apuntó con un arma. De Islas aseguró que los ladrones querían apoderarse de su reloj y él resistió el atraco. Los maleantes forcejearon y efectuaron tres disparos, ninguno de los cuales alcanzó a de Islas, quien, en cambio, recibió un fuerte culatazo del arma en la cabeza en medio del forcejeo.
La escena generó un gran alboroto entre las numerosas personas que pasaban por la cuadra y, según la policía, fue el bullicio lo que le ayudó a espantar a los ladrones.
De Islas quedó sangrando, en la vereda, por el golpe que le asestaron con el arma. Fue atendido por una ambulancia y trasladado a un sanatorio.
"Es que Fermín es capaz de dar la vida por su reloj", explicaba en tono gracioso un conocido de la víctima, pasado el susto, subido a una Yamaha rutera que partió raudamente ante la aglomeración de curiosos.
En el mismo lugar donde instantes antes habían resonado los disparos que lo tuvieron como destinatario, De Islas aseguró que los ladrones sólo le habían requerido el reloj.
-¿Tres tiros por un reloj?
-Lo que pasa es que deben haber visto que era un Rolex, respondió el dirigente centralista ya en la ambulancia, algo más tranquilo, mientras buscaba su reloj en los bolsillos de su pantalón. La camisa completamente sudada daba cuenta de los nervios por el momento vivido y exhibía una pequeña mancha de sangre en el cuello, igual que en su saco. "No fue nada, por favor. Estoy bien", insistió.
Los ladrones ingresaron por Salta, en contramano, y a mitad de cuadra subieron con la moto a la vereda. Pasaron al lado de varias personas, incluso un hombre con una cartera colgada, sin prestarles atención. Se dirigieron directamente a de Islas, que bajaba del auto. "Quizás les llamó la atención por que estaba de traje", especuló el hombre del bolso, conocido del dirigente de Central. El mismo hombre que alertó a la policía del atraco, desde el local de la mutual.
Los ladrones, dos hombres morochos, de entre 25 y 30 años, desaparecieron en una moto enduro, de color azul y blanca, con el tanque cruzado por una cinta blanca.
Minutos después llegó la policía, que secuestró un cartucho vacío al lado de del lugar donde el hombre había dejado estacionado el auto. Que el disparo al aire no hubiera causado otros daños también fue azaroso. En tres de las cuatro esquinas del sitio donde se produjo la balacera se levantan edificios altos.
De Islas dio cuenta del ataque del que fue víctima en la comisaría 3ª de Dorrego apenas pasado el incidente. Algunos testigos que comentaban lo ocurrido destacaban la rareza de la conducta de los delincuentes. Decían que si la intención había sido el robo era llamativo que los ladrones, ante la superioridad que brindaban sus armas, no se hubieran llevado nada. Otra cosa notable es que hubieran disparado deliberadamente de cerca sin acertar, acción que en los códigos del hampa, en general, indica una advertencia. La policía, no obstante, no manejaba otra hipótesis más que un intento fallido de robo. Y dos conocidos del dirigente resaltaban lo mismo. "Esto le pudo ocurrir a cualquiera".



Amigos de de Islas suben a su auto tras la balacera. (Foto: Sergio Toriggino)
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