Comenzó el juicio a francés que robaba por amor al arte

Un tribunal de Bulle (Suiza) examinó ayer, por segundo día consecutivo, el largo inventario de obras de arte robadas por el francés Stephane Breitwieser de 1995 a 2001 en medio centenar de museos y galerías suizas, mientras se aguarda un proceso de extradición a Francia para juzgarlo por la apropiación de pinturas provenientes de otros países.
El audaz ladrón fue detenido en noviembre de 2001 en Lucerna, acusado de "robos" y "tentativas de robo" y en el primer día de proceso, anteayer, confesó el robo de 69 piezas, valuadas en más de un millón de dólares. Pero se calcula que sus robos "por amor al arte" ascienden a 240 obras.
En marzo de 1995, con sólo 23 años, empezó a formar su "colección personal" de 240 pinturas y antigüedades, robadas en Suiza, pero también en otros seis países europeos: Francia, Bélgica, Alemania, Holanda, Dinamarca y Austria.
La madre de Breitwieser arrojó al canal Rin-Ródano (Alsacia, Francia) ciento diez obras, estimadas en unos diez millones de dólares, al enterarse de la detención de su hijo. Otras obras maestras no se encontraron, como un Lucas Cranach robado en Baden-Baden (Alemania) en 1995, un Peter Brueghel robado en Amberes (Bélgica) en 1997 y un Watteau robado en Montpellier (Francia) en 1999.
Considerado un "Arsenio Lupín de los museos", Breitwieser robó sin mayores problemas las obras que le gustaban durante siete años. Prefería los pequeños museos, donde era más fácil eludir la vigilancia y elegía días laborables, cuando los visitantes eran menos numerosos, y simplemente ocultaba las obras bajo el abrigo o en una mochila. En una oportunidad, no pudo meter un tapiz flamenco del siglo XVII en su mochila, lo lanzó por una ventana del castillo de Gruyeres y después lo recuperó.
Según el perfil elaborado por las autoridades, Breitwieser es descripto como un ladrón compulsivo que no puede resistir el impulso que lo lleva a apoderarse de las obras de arte que lo deslumbran. (Télam-SNI)