Un magnate venezolano de 71 años fue detenido por la policía rionegrina acusado de abusar de niñas menores de 10 años, que según las seis denuncias recibidas en la Justicia le eran entregadas por prostitutas de la ciudad. El detenido es Eduardo Pius Schlageter Boulton y está a disposición del juez Gregor Joos, quien en función de su avanzada edad resolvió otorgarle el beneficio de la prisión domiciliaria en su mansión del kilómetro 17 de la ruta a Llao Llao.
Según trascendidos, el sospechoso de corromper a las nenas manejaría negocios vinculados al petróleo, las finanzas y los seguros, y repartía su tiempo entre residencias en Miami (Estados Unidos), Venezuela y Bariloche. En el sur tiene una valiosa propiedad en la costa del lago Nahuel Huapi, con un muelle y un lujoso yate, que según fuentes inmobiliarias implica un patrimonio millonario en dólares.
La investigación policial fue desarrollada por personal de la comisaría 28, de jurisdicción en los barrios más pobres de la ciudad, a partir de la denuncia del padre de una niña de siete años.
Según indicaron voceros policiales, el hombre, de condición muy humilde, resultó sorprendido cuando su hija regresó al hogar con ropa nueva. Al preguntarle de dónde provenían las prendas, la niña rompió en llanto y refirió que había sido tocada por un hombre en sus genitales, relato en el que terminó orientando la investigación hacia dos prostitutas -también detenidas- que oficiarían como facilitadoras del contacto sexual.
Al caer presas, las prostitutas (de apellidos Oyarzo y Uribe) acusaron a Schlageter y confirmaron la denuncia del indignado padre, a la que rápidamente se sumaron otras cinco.
El jefe de la Unidad Regional III de la Policía, comisario Fernando Geldres, confirmó los procedimientos pero se negó a ampliar la información debido al severo secreto de sumario impuesto por Joos.
Ayer, el juez le tomó declaración indagatoria a Schlageter en su propio domicilio, lugar de detención, y debido al hermetismo del caso no trascendió ningún detalle de la audiencia.
Lo mismo indicó el comisario Daniel Navarro, a quien Joos designó al frente de la investigación, y que comandó las detenciones y los allanamientos producidos.
Segundo caso en un año
Este hecho causó conmoción en Bariloche, en particular con cierta similitud con el caso de Juan Gilio, el poderoso y también anciano empresario local que el año pasado fue condenado a nueve años de prisión por corrupción de menores.
La sentencia fue basada en la denuncia de una niña de 12 años, a la que su propia madre -una prostituta cuya identidad fue preservada- entregó a Gilio para que le hiciera favores sexuales.
Luego de la causa penal siguió otra civil, en la que en algunos puntos ambas partes llegaron a un acuerdo extrajudicial. La más importante es la que Gilio reconoció su paternidad en dos hijas de la prostituta y negoció un compromiso de asistencia económica. Sin embargo, la defensa de la prostituta mantuvo por varios meses una demanda por dos millones de pesos contra Gilio, fundada en un presunto daño moral, que finalmente fue abandonada. (Télam)