La nariz del transbordador espacial Columbia, una pieza de un metro y medio de largo, fue encontrada cerca de Hemphill, en el este del Estado de Texas (centro-sur), anunció ayer Billy Ted Smith, coordinador de las tareas de búsqueda de restos de la nave en la región. "Encontramos unos 350 restos del transbordador, entre ellos la nariz", en una zona de densa vegetación, dijo en rueda de prensa, al dar un panorama de los últimos hallazgos de la nave que se siniestró en la mañana del sábado último cuando ingresaba a la atmósfera luego de una misión de 16 días con siete tripulantes a bordo, quienes fallecieron.
"La nariz mide un metro y medio y está en parte hundida en la tierra", confirmó el comisario Tommy Maddox. Contrariamente a los rumores circulantes en la región, no ha sido encontrada ninguna parte de la cabina, agregó.
Maddox indicó asimismo que se había identificado restos humanos en la región en diversos lugares, pero no en la zona cercana al lugar donde se encuentra la nariz del transbordador.
El hallazgo hace suponer que la nave comenzó a destruirse más al oeste de lo que se pensó en primera instancia. "Dijeron que estaba en bastante buen estado", señaló un funcionario acerca de la nariz. Pero no hizo ningún comentario sobre los reportes que indicaban que el asiento del piloto y los pedales estaban intactos dentro de la pieza hallada.
Un observador en California reportó haber visto desprenderse azulejos refractarios que recubrían el Columbia mientras éste pasaba por ese Estado. Si su observación es correcta sería de mucha importancia para la investigación del accidente, dijo el administrador del Programa del Transbordador Espacial, Ron Dittemore.
En los últimos días ya se recolectaron miles de fragmentos de la nave y de su tripulación, y ayer continuaba la búsqueda bajo la dirección del FBI, de la Agencia federal de manejo de emergencias y de otros servicios.
La Nasa seguía ayer intentando descifrar la catástrofe del Columbia, mientras los investigadores se concentraban en los posibles estragos causados en el revestimiento térmico de la nave durante el despegue el 16 de enero.
La Nasa ya ha puesto en orden un considerable número de elementos desconcertantes que parecen brindar pistas, pero nada que permita todavía elaborar una explicación razonable. "Estamos frente a un misterio y parece que tenemos informaciones contradictorias", reconoció ayer Dittemore.
El 16 de enero pasado, 80 segundos después del despegue del Columbia, una pieza de "espuma aislante" muy densa se soltó del tanque externo central, situado bajo el vientre de la nave. Este fragmento -que también podría tratarse de hielo- golpeó la membrana protectora térmica bajo el ala izquierda del Columbia.
Según estimaciones de los ingenieros, esta pieza medía 50 centímetros de alto por 40 centímetros de largo y 15 de espesor. Su peso era de 1,2 kilogramo.
Desde que advirtieron el desperfecto siguiendo las imágenes del despegue, los responsables del vuelo sostuvieron varias reuniones del 20 al 27 de enero para determinar la naturaleza de los posibles daños.
Incidentes anteriores
Para ello, disponían de modelos de predicción fundados sobre varios precedentes. En efecto, este tipo de incidente "ya había sucedido en el pasado", precisó Dittemore, citando sobre todo las misiones STS-112 (transbordador Atlantis, en octubre de 2002) y el STS-50 (transbordador Columbia, en 1992).
En este último caso, indicó, "cuando el transbordador regresó a la Tierra, hubo daños bajo el ala. (La avería) era de varios centímetros de alto, 3 a 4 centímetros de largo y apenas 2,5 centímetros de espesor".
El 28 de enero, los ingenieros daban sus conclusiones. Como el ángulo de incidencia del fragmento era débil, el impacto no había dañado la nave al punto de representar un riesgo durante su reingreso en la atmósfera. El "peor escenario" señalaba "escamas faltantes sobre una superficie de 18 centímetros por 76 centímetros", dijo Dittemore.
¿La Nasa subestimó los daños? "Vamos a retomar todos nuestros cálculos y ver si no hemos cometido un error", concedió Dittemore.
Rompecabezas
La segunda pieza del rompecabezas es el ligero sobrecalentamiento constatado en el flanco izquierdo de la nave, unos minutos antes de su desintegración.
Los datos telemétricos muestran un aumento de temperatura en el interior del compartimiento del tren de aterrizaje izquierdo y otro en el fuselaje, encima del ala izquierda.
Pero estos incrementos de temperatura, de 8 a 15 grados centígrados, son relativamente bajos si se considera que la temperatura exterior en la parte delantera del ala es de 1.100 grados, dijo Dittemore.
"Eso refleja entonces que hubo otra cosa. Todavía intentamos saber qué", sostuvo el responsable de la Nasa, admitiendo su perplejidad. "Si sólo pudiéramos echar mano de pedazos de fragmentos que nos ayuden a decir dónde empezó el problema. Es el eslabón perdido que intentamos encontrar".
El "eslabón perdido" podrían ser los primeros fragmentos del transbordador que según testigos cayeron en California. Pero la esperanza de encontrarlos es remota: es como buscar "una aguja en un pajar", admitió.
"Ya hemos hecho progresos significativos", agregó, previniendo sin embargo que "la investigación recién está en sus comienzos". (AFP y Reuters)