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El lado oscuro de Ushuaia

Dos imágenes mediáticas trascienden desde hace años respecto a la ciudad más austral y bonita del mundo. Una vertiente muestra sus ballenas que la transforman en una región paradisíaca y la otra evidencia un costado oscuro, inhumano y cruel. Ese aspecto degradante no es otro que el que alienta "la solución final" para los perros, víctimas inocentes de la despreocupación y el abandono. Es paradojal que funcionarios municipales puedan alentar verdaderas máquinas de matar bajo el pretexto de que los perros sueltos son desagradables para el turista. Esos empleados y las autoridades que los amparan desconocen las actitudes de quienes desean compenetrarse con nuevos horizontes no sólo embebidos por el hechizo de la belleza natural sino también por el que emana de una cultura y una sociedad que ama y protege la vida de sus miembros más expuestos. Los europeos y estadounidenses han dado sobradas muestras de preocupación por el resto de los derechos de los animales en sus respectivos continentes o países. Si es ese turismo el que desea captar la localidad fueguina no lo logrará con actitudes que empañan un sentido ético de la vida y contradicen los criterios ecologistas del nuevo milenio.
Felisa Aurascoff