Año CXXXVI
 Nº 49.739
Rosario,
sábado  01 de
febrero de 2003
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El caso del chico dado de alta luego de que una bala le atravesara el cerebro
No hallan razones clínicas de la recuperación de un nene baleado
"Creímos que moría, evolucionó solo", dijo el grupo asistencial. En 23 días, lúcido, se fue a la casa

En términos científicos los milagros no existen, pero el caso de Leonel Nieto, el chico cuyo cerebro fue cruzado por una bala hace 24 días en la zona norte de la ciudad, está muy cerca de serlo. Y así lo plantean los profesionales que lo asistieron. "Es uno de los misterios lindos que tiene la vida", fue la conclusión que sacó el jefe del servicio de Internación del Hospital de Niños Víctor Vilela, Gerardo García, uno de los médicos que siguió paso a paso la evolución del pequeño. "Lo que hemos visto desde el 7 de enero con este pibe, sinceramente, nos sorprendió a todos", afirmó.
La noche del martes 7, Leonel, que tiene 10 años, recibió un balazo accidental disparado por un arma que se cayó del cajón de una mesa de luz mientras se realizaba una mudanza en Matheu al 900. El revólver pertenecía a un vecino y el chico estaba parado en la vereda de enfrente cuando el proyectil le dio en la frente y, literalmente, le atravesó la cabeza.
El chico fue conducido al Vilela en estado desesperante. "El panorama era muy complicado", recordó el doctor García. "El cuadro era de un gravísimo traumatismo de cráneo con pérdida de masa encefálica y un compromiso neurológico muy importante. En ese momento pensamos que no podría sobrevivir", admitió uno de los profesionales que lo atendió en nosocomio de Virasoro e Italia.

Los peores riesgos
El pronóstico con el que ingresó Leonel era entonces desalentador. Lo peor era el riesgo de muerte, al que seguía la posibilidad que quedar con secuelas neurológicas serias e irreversibles. Lo primero que hicieron en el hospital fue realizar una limpieza quirúrgica en la zona lesionada. "La herida estaba confirmada por tomografía computada", rememoró García, y lo único que restaba era esperar cómo evolucionaba en las 48 horas siguientes. El profesional contó que cuando un paciente ingresa con un balazo en la cabeza, lo primero se intenta hacer es extraer el proyectil.
Pero el caso de Leonel era distinto, porque la bala había cruzado por completo el cráneo y había dejado sólo unas pequeñas esquirlas en el cerebro. "Fue algo sorprendente. Evolucionó solo. La zona afectada se fue desinflamando y corrigiendo con el paso de los días hasta que Leonel recobró el conocimiento", comentó García, quien agregó que a partir de entonces el chico fue sorteando día a día los obstáculos gracias a su voluntad de vivir.
Cuando los facultativos observaron las mejorías en su cuadro, de inmediato implementaron una serie de estímulos para recuperar los sentidos. Además de hablarle, le hicieron escuchar música y probar alimentos de distintos sabor. "Lo importante fue que Leonel, a pesar de no poder hablar, respondió a cada estímulo. Eso nos demostró que estaba conectado con todo a su alrededor", agregó el médico.
"Es increíble que en sólo 23 días haya mejorado tanto. El chico se fue del hospital saludando. Creo que las personas creyentes pueden hablar de un milagro y hasta elevar una plegaria de agradecimiento, aunque en términos científicos no hablamos de milagros. Nosotros opinamos que, en casi un mes, no se afectaron órganos vitales", analizó el jefe de Internación del Vilela, para quien el inmenso espíritu del chico fue fundamental.
Leonel encarará desde el lunes un período de rehabilitación en Ilar, de Paraguay y Ocampo. Los fragmentos de plomo que quedaron en su cabeza por ahora seguirán allí ya que una intervención quirúrgica tan compleja podría acarrear complicaciones. "Hay muchas expectativas de que llegue a la máxima recuperación", consideró García. El médico sostuvo que la institución es una de las mejores del país.



"Respondió a los estímulos", contó el médico de Leonel. (Foto: Daniel Carrizo)
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