Javier Parenti / La Capital
Mar del Plata (enviado especial). - La despedida fue bien feliz. Un 4 a 1 sobre el combinado marplatense Player's más cómodo de lo que parece. Es que no todas las pelotas que tenían destino de gol quisieron entrar, algunas por centímetros y otras porque los jugadores fallaron en la definición. Pero como siempre sucede en estos amistosos, en los que la diferencia de categoría entre los equipos es notoria, lo más importante no es evaluar la chapa del resultado final sino cómo se llegó a él. Y Newell's lo hizo por los caminos que pretende su conductor táctico. Esos que están trazados hacia las puntas, con el aprovechamiento de la banda derecha, en la que Rosales es patrón y Villar y Vella los batalladores que nunca lo dejan solo. Los mismos que aprovecha Manso para descargar su fino toque, los que sirven también de plataforma de lanzamiento de los centros teledirigidos al ingreso de Liendo por la izquierda. Así como llegó el gol de apertura a los 4'. Y el tercer tanto, cuando Damián dejó solo a Sacripanti para que el Loco enganchara y obligara al arquero a cometerle el penal que Crosa canjeó por gol, con un zurdazo al palo izquierdo de Pugliese y su orquesta. Sí, faltó explicar el segundo tanto. Es que fue por otro sendero que debe aprovechar muy bien la lepra. Pelota parada dice el cartel, córner de la izquierda ejecuta Manso y, esta vez, la cabeza que se elevó para golpear la pelota al gol fue del Negro Domínguez. La diferencia técnica, táctica y física quedó marcada en esos primeros veintiséis minutos, ante un prolijo rival que hizo que Newell's tuviera que esforzarse. Por eso hubo una gran tarea en el medio de Domínguez y el fondo debió estar atento después del descuido inicial de Vella, al minuto, cuando Méndez aprovechó y dejó temblando el palo de Passet. Igual los rojinegros fueron más y no lo concretaron porque Sacripanti desperdició una definición, Liendo le entró demasiado abajo a la pelota y la mandó alta y el arquero tapó un par. Tal como pasó de arranque en la segunda mitad. Aunque sorprendió un ataque local por izquierda que encontró a Méndez de cara a Passet, quien no pudo retener el remate y del rebote se aprovechó Lattes para descontar. Fue una golondrina en el verano. Newell's volvió a imponer su ritmo, ganó por derecha, en el centro y sorprendió por izquierda. Domínguez habilitó con fineza a Rosales y el remate se fue cerca; Manso lo dejó solo a Lagorio pero ganó el arquero y otras dos joyitas no quisieron empeñarse por gol. Media hora de juego y Manso todavía con resto de sobra para arrancar en el medio y dejar atrás a todos. Dibujó en una baldosa del área, pero el palo le borró el final a la "pinturita" que iba a ser el gol. Claro, Rosales no quiso ser menos y lo intentó. Rabona para Lagorio, buscó el centro, lo mató de pecho pero definió apenitas arriba. Y como no hay dos sin tres, triangulación Rosales, Villar, Lagorio y gol. Entonces sí, el 4 a 1 era una diferencia importante. Linda como para cerrar la pretemporada, como para irse feliz, después de tres semanas de cargar el equipo en esta hermosa Mar del Plata. La base está, diría el Bambino. Ahora quedan quince días para que la verdad del fútbol diga presente en el arranque del Clausura. Y Newell's aquí empezó a escribir la suya.
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