Año CXXXVI
 Nº 49.734
Rosario,
domingo  26 de
enero de 2003
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La cultura de Irak, otra vez en la línea de fuego
El antiguo templo de Ur podría quedar en el medio de una guerra en caso de un ataque de Estados Unidos

Remolinos de arena desértica conducen al antiguo monte del templo de Ur, en el sur de Irak, una ciudad sumeria que ha sobrevivido después de siglos y siglos de turbulencias.
Dentro de algunas semanas, Ur podría encontrarse en el medio de una guerra moderna con elementos de tecnología de avanzada, si los tanques y las tropas estadounidenses pasan por allí y los misiles dirigidos por láser surcan el cielo en una invasión a Irak.
Estados Unidos está acumulando tropas en el Golfo Pérsico, en anticipación a una posible guerra cuya causa serían las armas de exterminio masivo que, según Washington, está escondiendo el presidente iraquí Saddam Hussein. Pero los expertos dicen que un conflicto aumentaría los riesgos para la riqueza de tesoros antiguos de Irak.
Kuwait, desde donde se podría lanzar un ataque estadounidense, está a solo 100 kilómetros al sur por el desierto plano, desde esta ciudad de 4.000 años de antigüedad que, de acuerdo a la tradición judía, cristiana y musulmana, fue el lugar donde nació el patriarca bíblico Abraham.
Un equipo iraquí de excavación que inició sus labores en Ur en 1999 aparentemente ha abandonado el sitio, por lo que los soldados de una serie de instalaciones militares que rodean a el lugar, y algún que otro grupo de turistas asiáticos, eran las únicas figuras que se podían ver en el horizonte.
"Este es un lugar de civilización, no de guerra", dijo el guardia del sitio, Dayef Mohsen, señalando una serie de agujeros en el muro exterior del templo, o ziggurat, que según explicó, fueron causados por fragmentos de bombas que tiraron los aviones de Estados Unidos durante la Guerra del Golfo de 1991.
El horizonte está dominado por el ziggurat de Ur, un testamento de la sofisticación del pueblo sumerio.
Los carteles explican que un edificio antiguo que renovó un equipo iraquí hace cuatro años era la casa de Abraham, a quien los musulmanes consideran como el padre de los profetas.
Nawala al-Mutawalli, una experta en lengua sumeria del Museo de Iraq, en Bagdad, dijo que ya se han hecho preparativos para proteger a las invaluables colecciones del museo de los saqueos como los de 1991, cuando fueron robadas unas 4.000 piezas.
Si ocurre otra guerra, "nos llevaremos de nuevo todos los objetos que podamos", dijo Mutawalli, quien añadió que algunos serían llevados a "lugares secretos".
En cambio, otros bienes del museo, como la mayor parte de sus impresionantes estatuas y bajorrelieves de la era babilónica y asiria, tendrá que quedarse en su lugar debido a su tamaño, y deberá preservarse con coberturas especiales, señaló Mutawalli. (Reuters)


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