Con autoridad, manejando casi siempre los ritmos del partido, la segunda presentación del Boca de Bianchi 2003 terminó con victoria, y nada menos que ante su tradicional rival. O sea con un sabor extra, doble. Los xeneizes vencieron a River 1 a 0, con gol de Ezequiel González, en el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza, por el torneo de Verano. El primer superclásico del año se tiñó de azul y amarillo y estuvo bien.
Luego de la bomba que detuvo el partido unos minutos (ver aparte), la redonda empezó a girar, y ahí nomás, a los 4, Toranzo por derecha pateó cruzado y el Pato la sacó al córner. River manejaba mejor la pelota pero le faltaba claridad. A los 13, Moreno recibió solo un pase del Mellizo y remató fuerte, pero se fue pegada al palo izquierdo de Comizzo.
Sobre los 24, el gol rondó en los dos arcos. Primero el Bichi Fuertes sacó un potente disparo desde media distancia que Abbondanzieri sacó con esfuerzo. Tras el córner, el Equi recibió el rechazo del Pato y se la puso en profundidad al Mellizo Guillermo. La defensa millonaria estaba más que raleada y cuando la devolución del Melli buscaba la definición de Ezequiel, el cierre de Rojas la mandó al córner.
Un minuto después, otra vez Fuertes estuvo cara a cara con el arquero xeneize y no pudo definir. Cuando cedió hacia atrás para el entrada del pibe Aimar, Abbondanzieri volvió a quedarse con el balón arrojándose a los pies. El partido se tornó de ida y vuelta, se hizo más caliente. Abundaron la pierna fuerte y los dientes apretados. River emparejó el dominio inicial de los de la ribera por el mayor trabajo de Husaín y Pereyra.
A los 33, Alfredo Moreno se lo perdió inexplicablemente, solo y debajo del arco, luego de un jugadón del Mellizo, quien metió un caño por la derecha del ataque y mandó el centro bajo que el santiagueño envió par arriba del travesaño.
Y el primer grito llegó a los 36 mediante un toque suave de Ezequiel González, mitad centro mitad tiro al arco, que entró par arriba y pegó en el palo antes de entrar. En la jugada previa, Comizzo había salido demasiado lejos y dejó su valla vacía.
Luego del gol, River acusó el impacto y lució un tanto perdido, algo que aprovechó el conjunto de Bianchi para apretar el acelerador y tratar de liquidarlo. Un tiro libre del Equi pasó cerca.
En el complemento, el equipo del ingeniero Pellegrini se vio obligado a ir, no obstante los xeneizes estaban bien parados y eran mucho más peligrosos en las réplicas. La movilidad de Guillermo y Moreno fue un problema eterno para los del fondo millonario. Encima, el Equi les ganaba las espaldas a los volantes de contención y hacía estragos con sus estocadas.
River toqueteaba bien pero le faltaba profundidad. El ingreso de Coudet le dio más circulación, pero Boca manejaba el partido. Recién el final, los millonarios se arrimaron mediante una jugada detenida, un tiro libre del Chacho que no modificó nada. El triunfo se gritó en las tribunas como si fuera la última vez. Y fue justo. Y necesario.
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La Ciudad
