Año CXXXVI
 Nº 49.728
Rosario,
lunes  20 de
enero de 2003
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2.000 personas colmaron el sábado el Club Aprendices
León Gieco repartió lágrimas de emoción en su recital de Casilda
Con evidentes muestras de cansancio, el cantautor sigue presentando su nuevo disco "Bandidos rurales"

Orlando Verna / La Capital

Quizás se transforme en una costumbre. La historia dirá luego si ese hábito es bueno o malo, pero lo cierto es que la gente se fue nuevamente llorando de un recital de León Gieco. Con lágrimas de emoción, esas que sólo afloran a través de la música y el compromiso social, las 2000 personas que estuvieron el sábado por la noche en el Club Aprendices de Casilda podrán quejarse de una cándida organización, pero no de la emotiva ofrenda que les brindó el cantautor al presentar su "Bandidos rurales".
La noche estaba fresca en contraposición de lo esperado y con una luna llena tapada sólo a veces por las nubes. El sector vip, la platea y la popular se diferenciaban por su posición en el campo de fútbol del club, aunque todos tenían las mismas sillas de plástico. Antecedido por artistas locales y una buena ingesta de cerveza y choripanes por parte del público, León subió al escenario para presentar un show dividido en dos partes. En la primera, casi acústica, puso a consideración de los casildenses "Bandidos rurales", su último disco y excusa de la convocatoria. Gieco sonó ajustado, un poco cansado, con su voz algo apagada. Viene de una extensísima gira y así no hay cuerpo que aguante. Los temas más festejados fueron "Bandidos rurales", "Ruta del coya" y "Madres del amor", para que el primer bloque se terminara a todo galope con "Idolo de los quemados", en un aperitivo de lo que vendría.
La segunda parte del espectáculo fue todo vibración y música. "Cachito, el campeón de Corrientes", "Kilómetro 11", "Los Orozco", "La navidad de Luis" y "Los Salieris de Charly" fueron solamente algunas de las canciones que pusieron a todos de pie, por amor al artista y por obligación. En el impasse la gente que estaba atrás en las populares olvidó la solidaridad que León tanto predica y se apostó delante del escenario. La injusticia sonó en los bolsillos de los plateistas y algunos no tuvieron más remedio que subirse a las sillas. Otros, mayores escucharon el show con un dejo de decepción.
Pero faltaba lo mejor. Para el final subieron al escenario los artistas locales y los chicos del hogarcito San Roque, que el mismo León apadrina. Alejandro, del grupo "Libre expresión" de Casilda, lloraba a mares y se arrodilló delante del rosquinense para agradecer tanta buena predisposición. Mientras "Sólo le pido a Dios" tronaba a lo grande para emocionar al más duro.
Y la buena voluntad de Gieco, mellada por el cansancio -no atendió a la prensa finalizado el espectáculo-, todavía daba para más. Ni bien acabó el show un grupo de hinchas de Newell's lo siguieron hasta el hotel donde se hospedaba y le regalaron un compacto y una camiseta con su nombre y el número 100. Marito, el lepreso en cuestión, sintetizó su actitud: "Los de Newell's nos identificamos con Gieco por su compromiso y su solidaridad. Así deberíamos ser todos". Pavada de sentencia, vestida de rojo y negro.



El rosquinense tocó un set acústico y otro más vibrante.
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