Año CXXXVI
 Nº 49.727
Rosario,
domingo  19 de
enero de 2003
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Descargo de un médico en resonante caso
Acusado por un aborto niega que el bebé haya nacido vivo
Asegura que trató de salvar la vida de la embarazada, de 16 años. Fue absuelto porque el expediente permaneció paralizado durante cuatro años en un tribunal

Pidió derecho a réplica y acabó confirmando casi cada línea de la historia publicada el lunes por este diario, además de agregar algunos datos sorprendentes de un caso con algunos ribetes macabros. Es la extraña situación que planteó Cecilio Miguel Bulejes Chávez, uno de los dos médicos absueltos de una acusación por aborto agravado porque el expediente estuvo paralizado 4 años en un tribunal y no porque los jueces se pronunciaran sobre su culpabilidad o inocencia.
Bulejes admitió incluso que practicó la interrupción del embarazo de 6 meses por el que lo acusaron junto a su colega Juan Carlos Andrés Solari, y a la anestesista Alicia Collado, pero sostuvo que fue un "aborto terapéutico" porque según él se trataba de la única manera de salvar la vida de la embarazada, que tenía 16 años.
Bulejes, médico cirujano y ex docente en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario, redactó personalmente una síntesis del caso y se la entregó a este diario. También exigió que le informaran el nombre del periodista que escribió la nota, que no estaba firmada. En una breve entrevista telefónica su abogada, Beatriz Cristina Paladino, admitió después que nada de lo que se publicó en estas páginas se apartaba del contenido del expediente que estuvo 4 años sin sentencia en la Sala II de la Cámara Penal, después de que un juez de primera instancia condenara a los dos médicos, a la anestesista y a los padres de la chica que estaba encinta.
El propio Bulejes sostiene que se trató de "un caso resonante". Dice que se inició los primeros días de mayo de 1990 (es el único error en la nota que lo divulgó públicamente, ya que allí se informaba que fue en 1988) y que fue de urgencia. Según el médico, de nacionalidad peruana, la vida de la chica embarazada estaba en peligro porque tenía preeclamcia y eclampcia. "Era un embarazo no viable y practicamos un aborto terapéutico", sostuvo.

"Inconvenientes"
Tal como se dijo en éstas páginas, la cesárea se practicó en un quirófano del sanatorio Norte, en bulevar Rondeau al 1300. Contra lo que denunciaron en su momento un médico y una enfermera del nosocomio privado, dando origen así a la investigación judicial, Bulejes afirma que el bebé nació muerto por asfixia intrauterina. Pero lo que pasó después es patético: él mismo se llevó el feto ("En el sanatorio me dijeron que los quemaban"), y según explicó ahora lo hizo para conservarlo como prueba "ante cualquier duda que surgiera". Pero no dijo por qué pensó que el caso podía acarrear "inconvenientes".
Su método de conservación del feto resulta al menos curioso y dudosamente científico: lo metió en una bolsa con formol y se lo llevó a su quinta en Funes. Entonces ocurrió algo todavía más increíble: "Un changarín que me ayudaba a cortar el pasto y levantar una pared lo colocó en un tubo de desagüe y le agregó tierra húmeda en lugar de colocarlo en la pieza donde guardaba las herramientas, el cemento, la cal, etcétera", escribió en el paper que envió a la redacción. La crónica aparecida el lunes ya refería a este episodio macabro, aunque no contenía semejantes detalles y sólo narraba que el cadáver había sido enterrado en una finca del médico.
Al día siguiente, cuando la policía fue a buscarlo porque el partero y la enfermera del sanatorio Norte denunciaron que el bebé nació vivo y que Bulejes la mató al meterlo en una bolsa, el médico le dijo a un comisario que fueran a Funes a buscar el cuerpo. "Lo saqué de donde lo había dejado el changarín", confesó ahora a La Capital.
Después Bulejes confirma los trazos gruesos y aporta nombres propios a la historia: el juez de Instrucción Arnaldo Martín Ayarza procesó a los médicos y la anestesista por infanticidio (es igual al homicidio) y la Sala II de la Cámara Penal modificó la acusación por la de aborto. Así fueron a juicio y años después el juez de Sentencia Ernesto Genesio los condenó, a los médicos como autores, a la anestesista como partícipe necesaria para consumarlo y a los padres de la chica como instigadores. A la jovencita, en cambio, el juez de Menores Juan Leandro Artigas la absolvió porque consideró que actuó obedeciendo a la voluntad de sus padres.
El principal argumento de Bulejes para defenderse de una acusación tan grave es que supuestamente Genesio no tuvo en cuenta tres dictámenes de otros tantos expertos en medicina forense que avalaron la autopsia realizada por el médico Oscar Gervasio Sánchez en el Instituto Médico Legal de Rosario. La conclusión de Sánchez es que la criatura falleció por "prematurez" (sic).

Pericias privadas
Las pericias privadas encargadas por los abogados defensores de los acusados fueron realizadas por los médicos legistas Ulises Cardoso, Oscar Mamana y Héctor Petrocelli. Los tres coincidieron en que el bebé nació muerto y en la causa del deceso (nació antes de tiempo), y afirmaron que no hubo violencia externa. Pero Mamana planteó dudas y dijo que hubieran sido necesarias otras pruebas para arribar a una conclusión.
Bulejes dice ahora que el juez Genesio ignoró esas pericias y los condenó injustamente ("De ignorante en materia médica se transformó en un científico novel", escribió), pero no parece molesto por la falta de pronunciamiento de la Cámara Penal sobre la inocencia que alega. Todo lo contrario: envió una copia de la resolución 116 del 30 de mayo de 2002 donde los jueces Juvencio Mestres, Ramón Ríos y Humberto Giménez declaran "la extinción de la acción penal (acusación) por prescripción de la misma". Como informó este diario, pero ahora con los documentos del expediente que aportó el médico peruano.



La causa estuvo inmovilizada durante cuatro años.
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