Editorial

Circunvalación, espejo de la crisis

Cada vez que se alude a la difícil situación económica que aflige al conjunto de los argentinos se esgrimen números, estadísticas, índices; sin embargo, el padecimiento provocado por el deterioro de las variables es de índole concreta, muchas veces dramática, y se refleja en una notoria caída de la calidad de vida de la población e incluso en un descuido de los valores más elementales, como la vida.
El desastre urbano que constituye para los rosarinos el estado en que se encuentra la avenida de Circunvalación, reflejado en inaceptables cifras de víctimas fatales, es una de las consecuencias directas de la desidia e incomprensible lentitud del Estado para resolver una situación que debe ser descripta, sencillamente, como intolerable.
Innumerables y profundos baches, roturas del asfalto en múltiples (y veloces) tramos, más la falta de mantenimiento de banquinas, alumbrado y señalización se suman, en efecto, para dar origen a una verdadera trampa mortal para los conductores desprevenidos. Pese a ello la Nación continúa demorándose en resolver sobre la licitación, que ya fue preadjudicada, para la reparación y el mantenimiento tanto de la Circunvalación como de los otros accesos a Rosario. Y semejante nivel de indefinición ha desembocado en luctuosas consecuencias.
Ante la mencionada carencia de resolución fue la provincia -en encomiable actitud- la que tomó el toro por las astas y decidió, mediante la utilización de los fondos del conurbano, que en febrero próximo comiencen los trabajos de reparación de la avenida. La intención es asegurar la transitabilidad vehicular, al menos, en el tramo más conflictivo.
Los contundentes reclamos esgrimidos por familiares de víctimas de accidentes ocurridos sobre la Circunvalación parecen haber encontrado, así, una primera respuesta. Sin embargo, ella es aún notoriamente insuficiente. El Estado nacional debería rectificar su negligencia previa y poner manos a la obra con la inmediatez que los hechos ameritan. Son vidas humanas, mientras tanto, las que siguen padeciendo riesgos por completo injustificables.