El establecimiento tiene más de cien años de existencia y originalmente perteneció a la familia Capdeville. Durante décadas fue conocida con el nombre de Estancia La Francesa, en homenaje al origen del apellido de sus propietarios, y tuvo una extensión de unas 3 mil hectáreas. Sus tierras eran trabajadas por unos cuarenta colonos que vivían allí y que entre los años 1945 y 1950 tuvieron la posibilidad de comprar parcelas. El casco y parte del predio rural fue adquirida en la década del 70 por sus actuales dueños, la familia Lecuona.
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