El jefe del Ejército, general Ricardo Brinzoni, intentó ayer minimizar el impacto que causó en la sociedad sus elogios al fallecido ex represor Leopoldo Fortunato Galtieri. "No lo reivindiqué, despedí a un comandante en jefe y a un general retirado, a quien corresponde los honores del cargo", explicó Brinzoni mientras se suceden las manifestaciones de repudio y los pedidos para que sea removido de su cargo. Mientras aún resuenan aseveraciones como que la gestión de Galtieri "ya está en la historia" y que el ex comandante "actuó y decidió según sus convicciones", a los pedidos de remoción solicitados por organismos defensores de derechos humanos se sumaron ayer solicitudes similares de dirigentes y representantes de diferentes sectores políticos. Desde el gobierno, el ministro de la Producción, Aníbal Fernández, expresó su desacuerdo con los términos de Brinzoni, aunque consideró que "no es para echarlo". Por su parte, el gobernador bonaerense Felipe Solá opinó que el jefe del Ejército "se quedó en la actitud corporativa" y que "habló para el pasado". La única que voz que respaldó al jefe castrense fue la de su antecesor, el teniente general Martín Balza (ver aparte). En tanto, el candidato presidencial por el socialismo y actual diputado nacional, Alfredo Bravo, reclamó la remoción del militar al señalar que "decir suavemente que lo que dijo Brinzoni es una expresión desafortunada, sería ser hipócrita". "Es una de sus tantas expresiones que repite desde hace mucho tiempo", recordó, y confió que el ministro de Defensa, quien hasta ahora mantuvo silencio sobre el tema, "no sea ja ja Jaunarena y, en vez de reírse, proceda como corresponde". Más elástico, el ministro Fernández dijo no coincidir "con las palabras de Brinzoni pero lo justificó: "A lo mejor, el jefe del Ejército tendrá una posición personal sobre Galtieri que lo llevó a decir lo que dijo". Sin embargo, Solá indicó que le pareció "equivocada" la intervención de Brinzoni, y completó: "Me parece que tenía la oportunidad de mostrarse como un argentino, además de soldado, y reconocer las gravísimas consecuencias del pasado de Galtieri, primero como represor y después en el tema Malvinas, pero sobre todo en el primer caso". A través de un comunicado de prensa, la secretaria de Desarrollo Social del Gobierno porteño, Gabriela González Gass, consideró, por su parte, que "el jefe del Ejército debería ser removido ya mismo de su cargo luego de las afirmaciones que realizó en el entierro del ex dictador". Luego de la catarata de repudio en su contra por su discurso en el cementerio de la Chacarita, donde encabezó el acto por las exequias de Galtieri (fallecido el domingo pasado), Brinzoni salió ayer a minimizar sus dichos. Primero explicó que haber despedido los restos de Galtieri con los honores militares es "una cuestión de protocolo", y luego atribuyó a sus críticos "desconocimiento de la realidad, de los reglamentos (militares), o intereses particulares o sectoriales". Además de no mencionar la guerra del Atlántico Sur, Brinzoni manifestó, refiriéndose siempre a Galtieri, que en los últimos años "enfrentó con entereza las dificultades" y "cumplió como un soldado disciplinado todas las órdenes y políticas institucionales dictadas por el Ejército", palabras que ayer fueron plenamente ratificadas por el jefe militar. Por esas palabras todos los organismos de derechos humanos reclamaron en un comunicado la destitución de Brinzoni. Del mismo modo se pronunciaron fuerzas políticas de centroizquierda y otras organizaciones sociales. Por su parte, la defensora del pueblo porteña, Alicia Olveira, calificó como "una apología de un acto de fuerza, una defensa del golpismo" las expresiones del jefe del Ejército y advirtió al presidente Duhalde "que debe rever sus políticas de Defensa porque tiene en sus entrañas al huevo de la serpiente". Por último, la dirigente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Tati de Almeida, sostuvo que "no me sorprendió" el discurso de Brinzoni, ya que, según dijo, "es una muestra más de esa casta cerrada que son los militares, en este caso el Ejército". En tanto la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Rosinblit, confesó que "me desesperé al ver los honores con que los estaban despidiendo (a Galtieri), y lo que dijo Brinzoni, por supuesto".
| |