Año CXXXVI
 Nº 49.723
Rosario,
miércoles  15 de
enero de 2003
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Las imágenes de la violencia y el caos desatado recorrieron el mundo
A un año del casildazo las opiniones contrapuestas dividen a la ciudad
El 15 de enero de 2002 una multitud destruyó durante una movilización bancos e incendió oficinas públicas

Gustavo Orellano / La Capital

Casilda.- Los hechos de violencia ocurridos en esta ciudad el 15 de enero del año pasado dividieron la opinión de los casildenses y reabren el debate sobre una jornada, que al margen de las interpretaciones, ya forma parte de la historia reciente de una Argentina golpeada por la crisis. A favor o en contra del sonado suceso, ningún vecino olvida aquel día donde una multitud destruyó bancos e incendió oficinas públicas en el marco de una marcha en contra del poder financiero y la política económica.
A un año del casildazo, sólo quedó el recuerdo de un episodio que para algunos fue "heroico" y para otro ciudadanos "un acto de barbarie que perjudicó la imagen de la ciudad a nivel nacional e internacional".
Valoraciones de todo tipo se esgrimen en torno a las inesperadas consecuencias de aquella movilización convocada por organizaciones sociales, gremiales y avalada por sectores políticos. Para gran parte de la sociedad el casildazo surgió de "la bronca espontánea de la gente contra la usura bancaria y la crisis económica", pero otros sostienen que "estuvo planificado por agitadores sociales e infiltrados".
Más de ocho mil personas habían ganado las calles y convertido a la ciudad en escenario de una manifestación popular sin precedente. Trabajadores, desocupados, chacareros, empresarios, comerciantes, gremialistas, militantes sociales y políticos participaron de una marcha que arrancó pacíficamente, pero que a diferencia de lo que pretendían los organizadores terminó en un caos.
Las vidrios de las cincos sucursales bancarias que funcionan en la ciudad (Credicoop, Santa Fe, Bisel, Nación y Galicia) fueron destruidos a piedrazos y literalmente incendiadas las oficinas de Aguas Provinciales, API, EPE y parte de las instalaciones de la DGI. Imágenes que recorrieron el país y el mundo a través de medios nacionales e internacionales.
Esa jornada, la policía -desbordada por la situación- reprimió para restablecer el orden y detuvo a un grupo de manifestantes que después de algunas horas (a la noche) recuperó su libertad gracias a la intervención de abogados, políticos y representantes locales de organismos defensores de derechos humanos. La Justicia procesó a varios personas, pero no contaría con pruebas suficientes para condenar, ya que en los videos observados sólo reflejan parte de la escenas de violencia.

Acto reivindicativo
La multisectorial local y un grupo de vecinos autoconvocados organizaron para hoy, a las 10, una concentración en 25 de Mayo y Buenos Aires para culminar, a las 11, con un acto en la plaza del Mástil para reivindicar "el más grande pronunciamiento del pueblo de Casilda", según dice un comunicado. Los fuerzas convocantes ratificaron su compromiso de lucha por "un país con justicia social, salud y educación" y sostienen que el casildazo fue una gesta popular donde la comunidad "dijo basta en un marco de unidad ejemplar ante las políticas de hambre, miseria, marginalidad, sumadas a la confiscación de los ahorros y a la destrucción de la industria nacional y el campo".
El presidente de la filial casildense de Federación Agraria Argentina (FAA), Martín Bacalini, calificó como de "positiva" la jornada del pasado 15 de enero, tras sostener que "fue producto de la bronca que sintió la gente al verse robada por los bancos y ante la falta de respuestas por parte de las autoridades. El casildazo no fue una vergüenza para Casilda sino para los funcionarios nacionales de turno que llevaron al pueblo al desastre".
Por su parte el secretario general del Sindicato de la Carne y titular de la CGT local, Sixto Vallejos, consideró que "el casildazo fue la manifestación de un pueblo cansado, fundamentalmente por el atropello del poder financiero", aunque remarcó que "los trabajadores no consiguieron ningún logro y los únicos beneficiados fueron los productores agropecuarios y los endeudados a través de medidas como la devaluación y la pesificación".
En tanto el concejal justicialista Juan Carlos Bacalini reivindicó al suceso como "la expresión espontánea de la gente frente a la desesperanza de tener que soportar los embates de un país quebrado", aunque dijo no compartir los hechos de violencia.
Para el presidente del Movimiento de Desocupados de Casilda y militante de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Daniel Scopetta, el casildazo "nació de la unidad de todos los sectores de la comunidad que salieron a la calle en defensa de sus intereses y en protesta de la cruda situación que se estaba atravesando. No fue un hecho irracional porque el pueblo eligió atacar a quienes consideró sus enemigos como los bancos y las empresas de servicio. Y no se toco ningún comercio ni casas de familias".

Contrapunto
Sin embargo para el presidente del Centro Económico del Departamento Caseros, Hugo Racca, "los hechos de violencia desvirtuaron la esencia de la protesta" y responsabilizó del suceso a "dirigentes que no trabajaron para contener a la gente y a quienes consiguieron que venga gente de afuera. Esto estuvo planificado por sectores de extrema izquierda que están representados básicamente por la Corriente Clasista y Combativa, porque donde están ellos siempre sucede lo mismo. El casildazo fue negativo porque mostró a Casilda como una ciudad violenta cuando no lo es".
"No hay nada peor que un burgués asustado", dijo Scopetta en relación a la opinión de Racca.



La jornada de hace un año fue signada por la violencia.
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