Seúl/Washington. - El subsecretario de Estado norteamericano, James Kelly, sugirió ayer desde Seúl que Estados Unidos podría ayudar a Corea del Norte a superar su problema energético a cambio de que el régimen comunista abandone su programa de desarrollo de armas nucleares. Pero desde la Casa Blanca, se marcó una posición sensiblemente más dura hacia los norcoreanos. El portavoz Ari Fleischer expresó que la crisis nuclear en Corea del Norte comenzará a solucionarse cuando el régimen comunista de Pyongyang desmantele su programa atómico y cumpla con sus obligaciones internacionales".
Fleischer consideró que Corea del Norte "sabe lo que tiene que hacer" antes de recibir ayuda u otras concesiones de parte de Estados Unidos. El vocero insistió que los dichos de Kelly -respecto a que Washington está dispuesto a discutir la reanudación de los envíos de combustible a Pyongyang "una vez que nos despreocupemos de las armas nucleares"- no abandonó la insistencia estadounidense previa de "hablar, pero no negociar". Esto, a pesar de que los dichos de Kelly parecían avisarle a Pyongyang qué era lo que podía esperar en caso de cumplir con las exigencias de frenar su programa nuclear.
"Es totalmente consistente", sostuvo Fleischer. "El señor Kelly dijo que una vez que nos despreocupemos de las armas nucleares, entonces podría haber oportunidades en el área de energía", indicó. "Estamos dispuestos a hablar sobre el desmantelamiento de las instalaciones por parte de Corea del Norte, así como el cumplimiento de sus obligaciones internacionales", señaló Fleischer.
"Una vez que hagan eso, Corea del Norte podrá recuperar su lugar de nación soberana respetada y tratada por la otras naciones de una forma consistente con el cumplimiento de sus obligaciones internacionales", agregó el portavoz.
Hasta el momento, Washington se declaró dispuesto a mantener conversaciones con el régimen de Pyongyang sobre un cese de las actividades nucleares del país asiático, pero siempre insistió en que Corea del Norte no será recompensada por cumplir con convenios internacionales.
La tensión internacional en torno a Corea del Norte se agudizó el pasado fin de semana, cuando Pyongyang anunció su salida del Tratado de No Proliferación Nuclear y luego amenazó con reanudar sus pruebas de misiles, suspendidas en 1999.
Preocupado por el poder
Algunos analistas dicen que el líder de Corea del Norte, Kim Jong-il, está preocupado por la supervivencia de su gobierno desde que el presidente estadounidense Bush catalogó, el año pasado, a Corea del Norte como parte de un "eje del mal", junto a Irak e Irán.
La misión de Kelly parece complicarse debido a un creciente sentimiento antiestadounidense en Corea del Sur, donde cada vez más personas están adoptando una postura crítica hacia Estados Unidos y las políticas que aplica en Corea del Norte. Sondeos recientes mostraron que Corea del Sur desea tener una mayor participación en la solución del conflicto con Corea del Norte, que lleva medio siglo y que no parece estar en vías de resolverse.
Kelly, consciente de esto, comentó: "Vamos a conversar con el gobierno de Corea del Sur para encontrar las mejores opciones de resolver esta crisis".
En Viena, la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), comentó que era poco probable que se realizara una reunión de emergencia esta semana para tratar el caso de Corea del Norte, dejando en el aire la discusión sobre si el caso debe ser enviado al Consejo de Seguridad de la ONU. "La diplomacia tendrá su oportunidad esta semana", dijo la portavoz del AIEA, Melissa Fleming, cuando habló del cronograma de la reunión de emergencia para tratar el caso de Corea del Norte. (AFP, DPA y Reuters)