Año CXXXVI
 Nº 49.722
Rosario,
martes  14 de
enero de 2003
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Editorial
Los reflejos de la sociedad civil

Dos episodios lamentables ocurridos en los últimos días en la ciudad y que pudieron ser revertidos rápidamente, ponen de relieve la capacidad de reacción que aún posee la sociedad civil, pese al hostigamiento a la que se ve sometida por la crisis económica y a los deficientes servicios de la administración pública, a la que sostiene con sus impuestos. Nos referimos precisamente a la ola de robos ocurridos en el parque Independencia y al saqueo del Centro de Salud Laureano Maradona.
Sobre el primero, vale recordar que el entrañable parque de la ciudad, lugar de paseo ineludible de los turistas y centro de recreación y solaz para decenas de miles de rosarinos, se había convertido en tierra de nadie. Los actos de vandalismo y saqueos parecían no tener límite -se llevaron cables, luminarias, bustos y placas de bronce y hasta dos patas con sus crías del laguito- y debieron ser los amigos del parque quienes alertaran insistentemente sobre el estado de situación. El resultado fue el lanzamiento de un novedoso plan de seguridad, con la instalación de una casilla policial en el Laguito —hará las veces de centro de operaciones— y donde participarán efectivos policiales, beneficiarios de planes jefas y jefes de hogar e integrantes de la Asociación Amigos del Espacio Público.
En cuanto al saqueo cometido en el centro asistencial de Bella Vista Oeste, una zona de alta densidad poblacional y con severos problemas sociales, fue tal la indignación de los vecinos que no dudaron en tomar la iniciativa para encontrar a los responsables sin esperar la intervención de la policía. Y en verdad, lo hicieron con tanta convicción que en menos de 24 horas lograron identificar a los autores y recuperar el valioso instrumental para que el centro hospitalario volviera a cumplir su invalorable asistencia a la zona. La actitud de solidaridad y defensa de los propios pacientes mereció el elogio del propio secretario de Salud municipal, quien reconoció que el dispensario volvió a funcionar por los vecinos de Bella Vista.
Se trata de dos episodios que ponen de manifiesto que no todo es pasividad, resignación e imposibilidad en la ciudadanía. Tanto en los barrios más desprotegidos como en las franjas medias, existe un alto grado de conciencia en la gente sobre cuestiones que hacen al patrimonio público que no deben dejarse caer. En esta oportunidad, los reflejos positivos tuvieron que ver con un espacio verde y un centro médico, aunque a menudo también se perciben otros ejemplos de esa actitud tendiente a preservar y defender lo que nos pertenece, como ha ocurrido con algunos servicios de transporte o el sistema educativo. Un dato de participación colectiva que ninguna repartición municipal o provincial debería soslayar y mucho menos aún despreciar.


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