Carlos Walter Barbarich / La Capital
Venado Tuerto. - El intendente de esta ciudad Roberto Scott firmó el contrato de concesión que el Concejo le otorgó a la Cooperativa de Obras Sanitarias (COS) para que provea de agua potable a la ciudad. Así culmina un ciclo de desencuentros, chicanas y cruce de opiniones en torno a quién debía prestar el servicio. La concesión es por 24 años y en menos de cinco toda la ciudad estaría abastecida. Sin embargo, los vecinos del barrio Provincias Unidas podrían empezar a disfrutar del agua potable de red en cuatro meses. Los nueve ediles de la ciudad aprobaron el contrato por unanimidad pese a que los tres ediles del radicalismo plantearon sus disidencias en siete puntos. Agua potable en Venado era una mala palabra y un hecho vergonzante. De hecho esta ciudad ostentaba el triste récord de ser la más grande del país que no contaba con ese servicio. Decenas de emprendimientos productivos fracasaron por esta situación y otros tantos prefirieron la radicación en otros lugares. La historia comenzó desde la fundación de la ciudad, aunque a mediados de los 90 el ex intendente radical Ernesto De Mattía anunció que Venado Tuerto tendría agua potable. De hecho una empresa rosarina llamada Capse había comenzado el tendido de la red, obra interrumpida cuando Scott asumió su primera gestión en la Intendencia. Problemas de índole legal paralizaron la obra, pese a que un porcentaje importante de la red había sido construida. Lo cierto es que los interminables planteos judiciales acabaron con las esperanzas de los venadenses de contar con el vital elemento. Luego siguieron las peleas intestinas entre el Ejecutivo encabezado por Scott y la cooperativa, que aparecía con mayores chances de prestar el servicio. La discusión versaba sobre si la COS debía abonarle al municipio una suerte de canon para que esta se hiciera cargo de los costosos juicios que vendrían a cambio de la concesión. Innumerables peleas entre las partes acabaron con la ilusión de los venadenses, al menos eso parecía en años no muy lejanos. Amenazas con llamar a licitación pública por parte de la comuna ponían los pelos de punta a los directivos de la COS que veían en peligro su continuidad como entidad cooperativa. Sin embargo, y sin que pesara una decisión aprobatoria para la prestación del servicio, la COS decidió comprar el equipo de ósmosis inversa que hoy tiene emplazado en su predio suburbano. Fracasada la posibilidad de pelear por los acueductos y trastocada las reglas generales de la economía, que hacían de Venado Tuerto una plaza apetecible para la prestación del servicio por empresas multinacionales, los políticos locales comenzaron a vislumbrar la idea de que una cooperativa local sería la única en condiciones de brindar agua a la ciudad.
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