Los actores Claudio García Satur y Pepe Novoa fueron de los primeros en poner en marcha una temporada teatral marplatense que se anunció como muy prometedora, al animar en el Colón de la ciudad balnearia la obra de Carlos Gorostiza "Aeroplanos", suscitando el interés de jóvenes y mayores, que se divierten y emocionan de igual manera.
"Se había creado una expectativa fenomenal como la mejor temporada de los últimos 35 años -comentó García Satur- pero, en realidad, no se ve la gente que se esperaba".
El actor señaló también que los espectáculos que aparecen como los más populares a juzgar por la cantidad de público, suelen trabajar con descuentos del 40 por ciento o con dos entradas al precio de una.
"No quiero estar fuera del negocio pero tampoco quiero ser un iluso -agregó-. Desde que debutamos el 27 de diciembre, en la segunda semana aumentamos un 50 por ciento de espectadores con relación a la primera y esperamos que siga así, pero no me gusta mentir ni hacerme el exitoso".
Ambos son conscientes de que pertenecen a una minoría dentro de la oferta teatral que se disputa el aluvión de turistas que veranea en La Feliz, porque no proponen un teatro digestivo.
"Es un teatro con gracia, con cariño, emotivo, pero también es un teatro que aporta ideas, y a veces la gente, por sus propias preocupaciones, no quiere pensar más, solamente quiere divertirse. A la otra gente, a los que aspiran a que el teatro les comunique algo, nosotros la esperamos en la sala del Colón", invitó Novoa.
En tanto, García Satur apostó a un mejor futuro y confesó que imagina "que el teatro que aporta ideas, por una cuestión de lógica progresión, puede ayudar a lograr una mejor vida. En consecuencia, cabe esperar tiempos más propicios, con menos presión y con un público en mejores condiciones para recibir ideas".
"Aeroplanos" plantea la relación entre dos amigos de toda la vida que en los años de la vejez encuentran, en el mutuo cariño, el refugio para afrontar la soledad, la enfermedad y la proximidad de la muerte.
Novoa y García Satur coincidieron al sostener que desde el año 90 en que la pieza fue escrita hasta la actualidad, si bien se produjeron notables cambios se padece el mismo vacío de valores.
"Faltan la solidaridad bien entendida, la amistad, la mano tendida, la ternura entre la gente y hay una gran carga de agresión. Lo que la pieza demuestra -enfatizó Novoa- es que hay una forma posible de vivir entre amigos y entre gente solidaria, en oposición a otra forma asentada en la inclemencia".
"Y este es un tema de ahora y también de los •90 -agregó el actor- porque ya entonces había aparecido la imagen apocalíptica del neoliberalismo que arrasó con lo que quedaba de cultura viva para dar paso a las cifras frías".
"Se sacrificó todo lo que hace a la felicidad de la gente -concluyó- en pos de una panacea que nunca se concretó, basada en la «teoría del derrame» que, por supuesto, nunca llegó ni va a llegar".
García Satur recordó que dos meses atrás, en el ciclo de teatro leído del teatro Regina, se puso en escena "Babilonia", escrita por Armando Discépolo en 1925. Ya entonces, el dramaturgo hablaba de los males que nos aquejan hoy: la justicia, la policía y los políticos corruptos.
El actor explicó la aparente contradicción entre este hecho y su esperanza de creer en el teatro como factor de cambio. "Lo que pasa -dijo- es que las ideas llevan demasiado tiempo para establecerse, a diferencia de lo que ocurre con la moda".
En la opinión del protagonista de "Rolando Rivas, taxista", algunas transformaciones resultan positivas. "Hoy no nos extraña ver a los chicos besándose en las plazas -ejemplificó- y eso me parece mucho más lindo que la hipocresía de la pareja en cada punta del sillón con una tía sentada en el medio. Pero estos cambios en las costumbres deberían ir acompañados por cambios en las ideas".
"Lo que pasa -afirmó finalmente- es que uno piensa que detrás de las modas hay una idea, pero generalmente esa idea es ajena a nosotros y terminamos por aceptarla para no tener que pensar más allá".
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La Ciudad
