Sergio Roulier / La Capital
Los precios de los medicamentos son como la temperatura en verano: casi siempre suben y cuando bajan, en contadas oportunidades, lo hacen en forma considerable. Es que entre la última semana de diciembre y la primera de enero, cuando la cotización del dólar estaba en franco descenso, el costo de algunos remedios -fundamentalmente anticonceptivos- aumentó en un promedio del 10 por ciento. Y se acentuó una tendencia: siguió cayendo el valor de ciertos productos de laboratorios reconocidos que compiten con los genéricos, siempre más económicos. Sin motivo alguno, hubo anticonceptivos que subieron hasta un 25 por ciento y antiobióticos hasta un 8. En cambio, productos como el Amoxidal (antibiótico), el Lipitor (para descenso del colesterol) o el Vesalion (desinflamatorio analgésico) bajaron entre un 30, 40 y hasta más del 50 % desde noviembre pasado, respectivamente. Para la Asociación Civil de la Comunidad del hospital Centenario que denunció los incrementos en las farmacias, "los laboratorios aumentan los productos que no tienen competencia en el orden local con alternativos, y achican la brecha de precios en los productos que sí la tienen, tornándolos despreciables y causando el achicamiento y desaparición de la incipiente industria de los genéricos", o medicamentos de segundas marcas, según señaló su presidente, Ariel Pérez. La gente se encuentra con que algunos remedios aumentaron en las últimas semanas sin justificación. Hasta el año pasado, cuando se remarcaron los precios, obedecía a la suba del dólar. Y ahora ni siquiera los farmacéuticos saben por qué cuestan más. Desde la devaluación y hasta mitad de 2002, los precios de los remedios se incrementaron en un 200%. Hay que tener en cuenta que en los 10 años de la convertibilidad también se habían inflado en un 150%. Esto llevó al ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, a impulsar la ley de genéricos, que fue promulgada también en la provincia de Santa Fe, y que obliga a los médicos a recetar los medicamentos por su denominación genérica y especificar la denominación de la droga, su concentración, forma terapéutica y cantidad de unidades por envase. De esta manera, los pacientes pueden elegir la marca del medicamento, ya sea entre las más reconocidas o la de los laboratorios de segundas marcas que producen el mismo medicamento. La aparición de los genéricos provocó una caída del 20% en los precios de 310 medicamentos, según el ministro. Y también en noviembre bajaron todos un 2% debido a la disminución en la alícuota del IVA que pagan los laboratorios. Y esa caída se notó en ciertos productos de marcas líderes que desde la sanción de la ley deben competir con otros de laboratorios de segunda línea. Así es como el Amoxidal hoy es la Amoxicilina más barata del mercado ($ 9,20) cuando hace un año valía más del doble que una alternativa. Su actual precio de lista es de $ 15,58 pero el laboratorio que lo fabrica otorga un 40% de descuento. Hay otros que descendieron mucho más. "Imagínense la ganancia de los laboratorios cuando tenían el precio más alto. Y ahora también siguen ganando", dijo un farmacéutico de la zona oeste. Por otra parte, hay medicamentos que subieron sin explicación alguna. Y son en su mayoría los anticonceptivos, que desde la devaluación aumentaron entre un 20 y un 40%. Y en los últimos días les dieron otro empujón más. Un reconocido ginecólogo de Rosario comentó a La Capital que "lo que podrían llegar a perder los laboratorios al bajar los precios de un antihipertensivo (con competencia de genéricos) lo compensan aumentando las píldoras anticonceptivas". Es que una mujer acostumbrada a una marca, por temor, es muy difícil que cambie, aunque si lo reemplaza por otra más barata le va a producir el mismo efecto, siempre que conserve la acción hormonal. Hay píldoras que cuestan unos 8 pesos y son en especial para los hospitales. "Lo más grave es que están las mujeres que cambian de marca porque no pueden comprar la que venían consumiendo, pero hay otras que dejan el tratamiento en forma definitiva", señaló el médico. Según el titular de la Asociación Civil de la Comunidad del hospital Centenario esto desnuda "la estrategia de los grandes laboratorios para terminar con la industria del genérico". Desde el Colegio de farmacéuticos de Rosario, Silvia Serenelli opinó que "esto es producto de la falta de controles por parte del Estado en materia de precios, algo que sucede desde la administración de Carlos Menem cuando se desreguló el mercado de los medicamentos y ya no hubo precios máximos". La inestabilidad en los precios de los remedios, y en especial siempre hacia arriba, llevó a la aparición de "tentadores" descuentos en las marquesinas de algunas farmacias. O la conformación de un grupo de 100 farmacias de la ciudad (Maxifarma) que hacen bonificaciones de hasta un 40% en un listado de medicamentos a partir de un acuerdo con los laboratorios.
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