Entre 40 y 50 viviendas residenciales de Hernandarias, una localidad entrerriana de 5.500 habitantes, están a punto de caerse al río y varios centenares están en riesgo de derrumbe ya que desde hace un mes y medio se registran movimientos y hundimientos de tierra por la erosión constante de la barranca sobre la que está construido el ejido urbano.
La grave situación por la que pasa este pueblo emplazado a unos 100 kilómetros al norte de Paraná, sobre la margen del río, se debe a la erosión constante que sufre la barranca por las fuertes lluvias registradas en los últimos tiempos -700 milímetros en dos meses, cuando la media anual es de 900-, y al ascenso de las napas.
El intendente Enzo Imvinkelried explicó que los recursos necesarios para evitar los derrumbes "están trabados desde hace más de un mes por motivos burocráticos en el gobierno provincial" y denunció que debió recurrir a la Justicia porque el gobernador Sergio Montiel "se mantiene impermeable a los reclamos".
El fenómeno afecta principalmente a las viviendas edificadas a lo largo de un kilómetro y medio sobre el borde de la barranca, pero la erosión ya comenzó a extenderse a otros sectores, por lo que debió clausurarse el camino de acceso al camping municipal al quedar tapado por la tierra de los derrumbes.
"Todos los días, en algún punto del pueblo, hay derrumbes y hundimientos de tierra y ya se están produciendo a unos cincuenta metros de la plaza principal, donde está emplazada una escuela y la iglesia, por lo que el viernes pasado hubo una asamblea popular de vecinos alarmados por la situación", destacó el intendente.
Imvinkelried aseguró que en muchas viviendas de fin de semana "ya se observan al aire los cimientos y los pilotes, hubo que mudar un aserradero cuyos empleados corrían riesgo de vida y un pequeño puerto cercano tuvo que reducir sus actividades".
Indicó además que "no puede predecirse hasta cuando se podrá soportar esta situación. Este es un fenómeno que se agrava día a día. El viernes pasado volvió a llover y a un vecino un derrumbe le comió siete metros de terreno. Por eso necesitamos que las obras comiencen lo antes posible", afirmó.
Los trabajos para atenuar los efectos más urgentes de la erosión consisten en desviar el caudal del agua acumulada en las napas hacia otro sector, fuera del pueblo, con lo cual "se aliviaría la situación de por lo menos las 40 o 50 viviendas edificadas en ese kilómetro y medio, al borde de la barranca", dijo.
Para efectuar estas obras "es necesario que el gobierno provincial envíe a esta intendencia los 110 mil pesos que ya nos otorgó el gobierno nacional para financiarlas, y que desde el 13 de noviembre pasado están retenidos por trabas burocráticas en Paraná", destacó el intendente.
"Hicimos todo tipo de gestiones para que nos envíen esos fondos, inclusive presentamos un recurso de amparo el 26 de diciembre pasado ante la jueza federal de Entre Ríos, Rosario Romero, para ejecutar ese cobro", dijo Imvinkelried, "pero ahora tropezamos con la feria judicial y esto no puede esperar", agregó.
El jefe comunal añadió que si bien la Secretaría de Obras Públicas provincial envió técnicos a Hernandarias para evaluar la situación, "no mandaron ni un sola maquinaria".
Los vecinos están alarmados
De la asamblea celebrada el 3 de enero pasado, participaron unos 300 vecinos que reclamaron que se hagan las obras. "Ellos están muy alarmados y no entienden de política; no entienden por qué no nos envían los fondos" destacó el intendente, de extracción justicialista.
"Hernandarias es un pueblo que tiene un presupuesto de 1.300.000 pesos y el gobierno provincial nos retiene entre 250 mil y 260 mil pesos correspondientes a los fondos de coparticipación; esto tiene una razón política, ya que lo hace con todas las intendencias de extracción justicialista", dijo el jefe comunal.
Aseguró además que la erosión de la barranca es un fenómeno que afecta a todas las localidades costeras del Paraná, desde Diamante hasta La Paz -lo que comprende también a Paraná- pero que es en Hernandarias donde más de nota ese efecto.
Villa Hernandarias fue fundada el 28 de mayo de 1872 y está ubicada unos 100 kilómetros al norte de Paraná, sobre una barranca de unos 40 metros de altura.
Tiene al turismo como principal fuente de ingreso, aunque también existe una actividad importante de pescadores y una incipiente industria.
Según los historiadores, el primer derrumbe importante que sufrió este pueblo, que ya inició los trámites para ser ciudad, fue en 1905, pero en 1993 hubo otro desprendimiento de tierras que pudo ser solucionado en forma parcial con una obra. (Télam)