En una jornada tensa, marcada por el calor y las protestas a lo largo y lo ancho de la Capital Federal, los secretarios de Finanzas, Guillermo Nielsen, y de Hacienda, Jorge Sarghini, analizaron con los integrantes de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que se encuentran en el país los "aspectos técnicos" del eventual acuerdo que suscribirían la Argentina y ese organismo multilateral de crédito.
La reunión de ayer convocó por el lado argentino, además de los funcionarios de primera línea; a los subsecretarios de Financiamiento, Leonardo Madcur, y de Presupuesto, Raúl Rigo. También participaron directivos del Banco Central.
"La discusión pasa por aspectos técnicos y se van a discutir del primero al último número", comentó Sarghini a periodistas acreditados en el Palacio de Hacienda, antes de ingresar a la reunión.
Por el Fondo participaron el subdirector del Departamento para el Hemisferio Occidental, John Dodsworth, el responsable del denominado "caso argentino", John Thornton, y los técnicos Alinona Seboaria y Ernesto Ramírez.
El viceministro de Economía, Oscar Tangelson, afirmó que ve "buenas perspectivas" para que termine firmándose un acuerdo, "tanto por la resolución adoptada en la reunión del Fondo en Washington como por la actitud que tiene la misión", señaló.
La administración Duhalde estaría pidiendo a los técnicos del organismo que 5.000 millones de dólares de los 7.300 millones se reprogramen por tres años, para evitarle tempestades al gobierno que asumirá el 25 de mayo próximo, según fuentes de Economía.
En sus declaraciones, Tangelson dijo que el eventual acuerdo busca "recuperar las vinculaciones con el sistema financiero internacional", luego de que Argentina quedó virtualmente sin financiamiento externo al caer en moratoria con los acreedores privados y suspender en noviembre un pago al Banco Mundial (BM) por 805 millones de dólares, del que sólo canceló los intereses por 79,2 millones.
Los miedos del presidente
El presidente Eduardo Duhalde admitió que “siempre existe la posibilidad” de que el FMI le vuelva a “correr el arco” a la Argentina, aunque se manifestó convencido de que las negociaciones con el organismo internacional terminarán con éxito “en pocos días”.
El presidente negó que desde Washington se haya pedido “garantías” sobre la realización de elecciones el 27 de abril y sostuvo que un planteamiento de esa naturaleza “sería inadmisible”.
Duhalde subrayó que se ha tardado en encontrar un acuerdo con el FMI porque "si seguíamos las exigencias del mes de febrero o marzo, argentina se hundía en el caos".
"La disolución nacional estaba ahí, expuesta, la gente no sólo no confiaba en el gobierno y las instituciones sino que ya no admitía el modelo de ajustes que durante años se aplicaron", agregó.
Consultado sobre si las negociaciones se demoraron por el desinterés del Fondo en acordar con su administración, el mandatario afirmó que "tener disidencias, las teníamos pero las fuimos superando. Yo no podía dejar en la calle 420 mil agentes públicos, o tomar medidas como la libre flotación en marzo. Era tremendamente riesgoso, el proceso hiperinflacionario estaba a la vista”.
Por su parte, el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, dijo que el acuerdo que el gobierno argentino está discutiendo con el Fondo es "claramente de coyuntura" y aclaró que "por eso se llevan adelante estas negociaciones sin ningún tipo de condicionamiento y con el deseo de que pueda resolverse la situación en lo inmediato para que el próximo gobierno continúe este debate".
Así las cosas, el gobierno insiste en condicionar el pago a organismos multilaterales de los vencimientos de deuda con sus reservas de divisas a que se firme antes un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. "Apostamos a encarrilar el acuerdo antes de tener que hacer efectivo el desembolso", afirmó Atanasof, y ratificó que "la postura del gobierno ha sido siempre la misma: estamos impelidos a ligar el desembolso al acuerdo".
A su vez, el directorio de la entidad comenzará a tratar el miércoles que viene un posible acuerdo y probablemente lo apruebe antes del viernes 17, fecha en que se producirá un vencimiento por alrededor de mil millones de dólares.
En lo que tiene que ver con los números del acuerdo, el FMI quiere efectuar un monitoreo cada 30 días de las pautas macroeconómicas que se convengan, sobre todo respecto de la marcha de la recaudación y del resultado fiscal consolidado, es decir el que comprende tanto a la Nación como a las provincias.
El acuerdo que suscribiría la Argentina con el FMI sería de corto plazo, es decir que sólo alcanzaría al primer semestre, lo cual haría factible diferir todos los vencimientos que existen en ese período y, a su vez, repactar luego otros pagos.
En tanto, el gobierno negocia un acuerdo paralelo con el Banco Mundial para habilitar el envío de créditos al país si avanza el entendimiento con el Fondo.
Un eventual acuerdo de corto plazo con el FMI no implicará el desembolso de fondos frescos sino la renegociación de los vencimientos de deuda, por lo cual el gobierno aspira a que el Banco Mundial libere al menos unos 1.700 millones de dólares durante 2003 para financiar planes sociales.