Cuesta entender la derrota de anoche. Ni siquiera el argumento de que el fútbol venezolano no es el mismo de aquellos tiempos en que se les ganaba con absoluta facilidad sirve para explicar una derrota histórica. La paupérrima actuación del seleccionado argentino Sub 20 hizo posible que Venezuela ganara por 1-0, en la mayor sorpresa del campeonato Sudamericano. Los dirigidos por Hugo Tocalli, quienes habían ganado sin convencer en las dos primeras jornadas, tenían servida su clasificación a la segunda fase, pero la derrota plasmada con un gol de Phillippe Estévez a los 37 minutos de la etapa inicial la postergó. Argentina deberá asegurar su pasaje a la ronda final el martes venidero con Paraguay, el rival más difícil de la llave. Los chicos argentinos, en la primera parte, mostraron su peor cara de este Sudamericano y confirmaron cuanto les cuesta organizar su juego y establecer superioridad sobre el adversario, a partir de la ausencia de un conductor natural. Después de probar con Tevez y Patricio Pérez en los compromisos anteriores, Argentina salió a la cancha con la presencia de Leonardo Pisculichi, pero el volante de Argentinos Juniors tampoco pudo asumir el rol de manera efectiva. Encima Tevez y Cavenaghi, las figuras más desequilibrantes, lucieron erráticos y aislados en una estructura colectiva que sólo mostró el pelotazo frontal como único recurso ofensivo. La anemia argentina fue a pedir de los venezolanos, quienes ordenados en el fondo no soportaron ocasiones de peligro y apenas se inquietaron con dos remates fallidos de Carrusca desde el sector izquierdo. Y la tranquilidad caribeña hasta se transformó en delirio a los 37 minutos, cuando Estévez giró en el área y batió con un zurdazo bajo a Eberto, después de una asistencia de Chaurant, quien inició una gran maniobra personal por la derecha con una falta sobre Cavenaghi no advertida por el árbitro. Para la segunda etapa, Tocalli decidió sumar un volante creativo, Patricio Pérez, y Argentina mostró otra determinación, insinuó mayor velocidad pero Venezuela, con sorprendente oficio, planteó un juego cortado y neutralizó las acciones. Las situaciones más peligrosas en favor del seleccionado albiceleste se redujeron a un tiro libre de Mascherano a los 24' y a una maniobra personal de Cavenaghi que rozó el palo izquierdo, tres minutos más tarde. Muy poco para un conjunto de las aspiraciones de Argentina, que terminó el partido envuelto en nerviosismo por su irresolución y la actitud especulativa de un adversario que no imaginaba coronar la noche con un triunfo tan justo como resonante. (Télam)
| |