Los vecinos de la zona roja rosarina -el amplio sector delimitado por las calles San Martín, Cochabamba, Italia e Ituzaingó-, están indignados. Es que hace más de dos años protagonizaron un fuerte cruce de reclamos y amenazas con un grupo de travestis que ofrecía sus servicios sexuales en el lugar y pidieron a los gritos una solución a su "calvario"; pero hoy todo está como era antes. La actividad nocturna del lugar no sólo no mermó, sino que hasta se incrementó. "Cada vez hay más travestis, estamos librados a nuestra suerte, nadie escucha nuestros reclamos", se quejaron hace pocos días.
La historia parece calcada de la que sucedió en mayo de 2000, cuando la polémica entre ambos sectores fue tan grande que hasta se llegó a convocar a una audiencia pública en el Concejo para buscar soluciones. Pero las noches en la zona roja rosarina distan bastante de estar tranquilas. Cuando las luces se apagan, las calles del barrio vuelven a convertirse en improvisadas pasarelas sobre las que decenas de travestis ofrecen sexo y "algunas otras cosas", según revelaron con estricta reserva las fuentes consultadas.
Sin embargo, hay algo que cambió. Esta vez los vecinos tienen miedo. Ya no salen públicamente a demostrar su disgusto y sólo lo confiesan por lo bajo y temiendo represalias.
Y no es para menos, ya que hace dos años quienes alzaron sus voces para mostrar su descontento fueron objeto de escraches y cánticos frente a sus domicilios. "A la mujer que se atrevió a decir que iba filmar a los clientes que paraban en la zona, le rompieron el auto y le escracharon el domicilio varias veces", confesó un vecino que admitió estar "cansado" del "tormento" que debe padecer cada noche.
Más oferta sexual
Según confiaron las fuentes consultadas, "la cantidad de travestis en la zona aumentó drásticamente". Es más, ahora el sector en el cual ofrecen sus servicios sexuales se amplió varias cuadras.
Si bien hace dos años, y en un intento por atemperar los ánimos, la zona roja se había desplazado hacia las calles aledañas al parque Independencia, hoy la oferta sexual volvió a centrarse en arterias como Pasco, Mitre, Cochabamba, Italia e Ituzaingó.
Y no todo es sexo en el lugar. Hay quienes aseguran que algunos travestis estarían vendiendo estupefacientes y que más que prostituirse, actuarían como verdaderos dealers. "Desde mi ventana veo cada noche cómo algunos autos paran, levantan travestis y los bajan a los pocos metros. En ese interín, lo que hacen es vender droga", confesó una vecina que pidió absoluta reserva de su nombre.
Otra de las modalidades que fue cambiando con los años son los horarios y las vestimentas. Ahora, los travestis ya ocupan esquinas estratégicas del barrio a partir de las 23 (antes sólo lo hacían después de la medianoche) y sus vestimentas son "más osadas".
"Están más desnudos que antes, ya no sabemos cómo hacer para que nuestros hijos no vean semejante espectáculo", se quejó un vecino. Así, por entre las calles del barrio, es muy común ver a los travestis pasearse con su torso al desnudo y hacer ademanes e invitaciones más que explícitas a la práctica de sexo oral.
Si bien el bar Inizio (ubicado en Mitre entre Cochabamba y Pasco) sigue siendo el punto neurálgico de la zona roja, hay nuevos lugares que han comenzado a perfilarse como flamantes puntos de encuentro de diversos grupos de travestis.
El más concurrido está a metros del tradicional bar y consiste en un carrito de venta de panchos y gaseosas que cada noche se instala sobre la plaza Libertad, más precisamente en la esquina de Pasco y Mitre. Allí, sentados en sillas plásticas, al menos tres travestis esperan cada noche a sus clientes mientras comparten una animada ronda de charla.
Otro nuevo punto de encuentro es la esquina de Mitre e Ituzaingó. Es más, esta última arteria es una de las nuevas calles en las que la oferta sexual se pasea con frecuencia y es muy común que los travestis se muestren en las intersecciones de Ituzaingó con Paraguay, Presidente Roca y España.
La movida travesti también suele extenderse hacia las calles Cerrito, Viamonte y Riobamba.
"Un calvario"
"Este problema es muy serio, hace dos años nos prometieron buscar un lugar para que allí se radicaran los travestis, pero hoy todo sigue igual y encima nos tratan de discriminadores y xenófobos. Vivir en este barrio es un calvario", repitieron hasta el hartazgo los vecinos.
Y por el momento, todo parece indicar que en el desencuentro entre vecinos y travestis, estos últimos llevan las de ganar.
Hoy todo está como hace dos años, quienes ofrecen sus servicios sexuales en la calle cada vez son más y la gente ya no protesta por miedo a represalias. Así es la zona roja de Rosario, un amplio sector a sólo diez cuadras del centro.