Año CXXXVI
 Nº 49.717
Rosario,
viernes  10 de
enero de 2003
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Barrio Ludueña
Reclamo de justicia en el caso Gauna
Unos cien vecinos se movilizaron para pedir por la investigación del presunto episodio de gatillo fácil

El reclamo de Justicia en la investigación por la muerte de Carlos Gauna, un joven de 20 años que murió de un disparo policial en un baldío de barrio Ludueña hace cinco meses, encabezó ayer la octava marcha de familiares y vecinos. Un centenar de personas del barrio, junto a representantes de organismos de derechos humanos y movimientos sociales plantearon una vez más que el joven fue baleado en la cabeza cuando estaba junto a sus amigos, desarmado, en un terreno privado que está abierto a la calle y que la policía plantó un arma en el expediente para justificar el ataque diciendo que existió un enfrentamiento.
La mamá de Carlos, Gladys Gauna, pidió en la marcha que el Jefe de Policía y el ministerio de Gobierno "retiren a Rubén Blanco, el policía que disparó contra Carlos, del servicio de calle" al menos hasta que la Justicia se expida sobre su situación. La mujer aseguró que el policía fue visto en dos oportunidades en el mismo móvil que utilizó el día que le disparó al muchacho.
La abuela del muchacho, Antonia Novatti, reclamó al juez Luis María Caterina que precise "de que modo llegó al expediente la existencia de un revolver calibre 38" que la policía asegura haber encontrado en el terreno de Urquiza y Larrea, a metros del muchacho.
La mujer, junto al padre de Carlos y un policía fueron los primeros en llegar al lugar donde el muchacho cayó herido en la cabeza y sostienen que esa arma fue incorporada en la causa con posterioridad. "Ni siquiera pudieron plantarla en el lugar porque no tuvieron tiempo, llegamos todos juntos", indicó Antonia.
La investigación judicial, por su parte, confirmó que no había restos de pólvora en las manos y la ropa del joven, lo cual avala que no existió un tiroteo.
La marcha pasó frente al paredón que rodea el predio donde Gauna fue baleado, en Urquiza y Larrea, que se convirtió en un mural con frases de cariño y pedidos de justicia. Luego siguió hasta una plazoleta ubicada en Córdoba al 5000, que fue bautizada con el nombre de Carlos. La silueta del rostro del muchacho acompañó desde una de las paredes los pedidos de Justicia.



Piden que el policía que disparó no cumpla tareas en la calle.
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