Año CXXXVI
 Nº 49.717
Rosario,
jueves  09 de
enero de 2003
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El escándalo que envuelve a Sharon hace peligrar su victoria en las elecciones
La oposición israelí tiene, a sólo tres semanas de los comicios, su primera oportunidad para ganar terreno

Christian Fuerst

Tel Aviv. - Durante casi dos años, Ariel Sharon estuvo considerado un intocable. Pero ahora, el primer ministro israelí, de 74 años, se ha visto involucrado de la noche a la mañana en un escándalo político que podría hacer peligrar su por todos esperada victoria en las elecciones parlamentarias del 28 de este mes. Sharon, quien desde su ascenso al poder en marzo de 2001 disfrutó de una popularidad casi inquietante, se ve, tres semanas antes de los comicios, en el centro de un fuego político de consecuencias por el momento impredecibles. Y es que por primera vez, el jefe de gobierno está en el centro de acusaciones masivas.
Al premier -cuyo partido, el derechista Likud, lleva semanas sumido en un grave escándalo de corrupción- se le acusa de no haber dicho la verdad durante una toma de declaración policial. La oposición, que hasta ahora tuvo que resignarse a ver casi impotente cómo ascendía Sharon, ve por primera vez una oportunidad de agujerear el "tanque de teflón" del jefe de gobierno ante el que parecían resbalar todos los reproches que se le hacían. Sin embargo, para Sharon y sus abogados las acusaciones no son más que un llamamiento al asesinato político, mentiras y un intento barato de arrebatarle la victoria electoral.
Las acusaciones contra Sharon son complejas. En octubre de 2001 fue condenado por el Tribunal de Cuentas israelí a devolver donaciones ilegales por valor de un millón de euros a las empresas que le habían dado dinero para su lucha interpartidaria por la jefatura del Likud en 1999. Como sus hijos, a quienes Sharon hace años que transfirió sus bienes, no lograron en esos momentos que un banco les prestara esta alta suma, recibieron ayuda del millonario Cyril Kern, que vive en Sudáfrica y quien les hizo un préstamo a bajo interés de 1,5 millones de dólares. Kern, un viejo amigo de la familia Sharon, pidió tan sólo un tres por ciento de interés, una cifra bastante menor a la que fija el mercado. Cuando en abril de 2002 Sharon fue interrogado por la policía en relación a la devolución de los donativos electorales, dijo -de acuerdo con las informaciones- haber recibido un préstamo bancario.
Pero lo que el líder de la oposición Amram Mitzna y su Partido Laborista ven como un claro caso de corrupción, los consejeros de Sharon lo califican de una actuación "completamente normal". El primer ministro no ha violado las leyes del país, aseguran. Mientras el diario Haaretz -que destapó el escándalo- no tuvo reparos en acusar de manera indirecta a Sharon de "soborno, estafa y abuso de la confianza pública", el jefe de la campaña electoral de Sharon, Eyal Arad, calificaba el millonario crédito del empresario sudafricano como una "prueba de amistad". Además la prensa, que en general es muy crítica con Sharon, no está dispuesta a aceptar esta versión. "Incluso si todo el asunto fuera legalmente «kosher» (limpio, puro), sigue apestando", afirma el editorial de ayer del diario Maariv.
Para Mitzna, el comportamiento de Sharon es tan reprobable que hoy descartó cualquier participación de los laboristas en una coalición de gobierno bajo mando de Sharon. Para poder aprovechar el escándalo, el Partido Laborista va a cambiar incluso su propaganda electoral.
Sin embargo, los expertos dudan de que el "escándalo" dañe realmente a Sharon entre sus seguidores. "Me da la impresión de que la mayor parte de la opinión pública no considera que sea corrupto aceptar un regalo (de dinero) de un amigo", opinó Efraim Inbar, de la universidad Bar Ilan de Tel Aviv. (DPA)



Soldados del ejército iraní frente al discurso del premier.
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