Ya casi no hace falta ni decirlo: las necesidades alimentarias siguen en aumento. Según el director de la Escuela 756, Carlos de la Torre, durante el último ciclo lectivo se sirvieron en el establecimiento de Caña de Ambar 1635 unas 800 raciones diarias para el almuerzo, cuando en 1996 se distribuían sólo 250. "Progresivamente todos los números han ido creciendo, pero los problemas de desnutrición no fueron exclusivos del último año", admitió. El incremento de la asistencia alimentaria, la identificación y el monitoreo médico de los casos de desnutrición y bajo peso en el barrio y en la escuela, sin embargo, permitieron ir paliando la difícil situación. Incluso, los chicos a los que se detectan déficits nutricionales u otro tipo de problemas de salud reciben una atención diferenciada según sus necesidades de alimentación. También se han ido controlando las diarreas estivales, en buena medida gracias a los cuidados que hace unos años impuso la aparición del cólera por estas tierras y que indujo a trabajar con nuevas conductas escolares. Sin embargo, aclaró de la Torre, aún se registran muchos casos de parasitosis por el agua contaminada de las zanjas, donde suelen jugar los pibes. La escuela, ya se sabe, hace mucho que dejó de tener a la currícula como objetivo excluyente.
| |