Año CXXXVI
 Nº 49.717
Rosario,
jueves  09 de
enero de 2003
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Entrevista
Miguel Bonasso explica la oscura trama del "diciembre negro"
Autor de un libro convertido en best seller, el periodista le apuntó al PJ bonaerense, a Alfonsín y Chacho

Mauricio Maronna / La Capital

Un diálogo entre Fernando de la Rúa y Ramón Puerta (número dos en la línea de sucesión), que Miguel Bonasso reproduce en su libro "El Palacio y la calle", sirve para ilustrar en manos de quién estuvimos los argentinos entre diciembre del 99 y diciembre del 2001. El país ardía ese día 20, y el atribulado jefe del Estado colgaba de un hilo que pendía del apoyo que podrían darle los gobernadores del PJ reunidos en Merlo, San Luis.
"¿A qué hora me van a dar el apoyo?", preguntó el presidente. "Bueno, primero tiene que hacerse la reunión", respondió el misionero. "¿Pero a qué hora es la reunión?", repreguntó el jefe de la Rosada. "Yo, antes de las diez de la noche, le tengo noticias", trató de calmarlo el empresario yerbatero. El presidente protestó: "¡Ah, no! A las diez va a ser de noche". El número dos soltó la carcajada: "Y sí, que a las diez va a ser de noche se lo puedo asegurar. Es más, es lo único que le puedo asegurar en este momento".
En una jugosa entrevista con La Capital, Bonasso, autor del trabajo convertido en best seller, revela datos inéditos sobre insurgentes y conspiradores, en el mismo estilo catártico que le imprime a su pluma.
"La conspiración empieza a gestarse cuando Duhalde era candidato a senador, en agosto del 2001, las conversaciones con Alfonsín eran fluidas y había una suerte de compromiso entre el PJ bonaerense y la UCR para tapar la situación del Banco Provincia, con créditos a grupos económicos que sumaban 2.300 millones de dólares. Un momento importante de esto es cuando (Carlos) Ruckauf le manda a Chrystian Colombo un enviado (Diego Guelar) para plantearle que quería ser jefe de Gabinete y que, a cambio, el PJ bonaerense le ofrecía gobernabilidad".
-¿Cómo reaccionó Colombo?
-Lo sacó carpiendo. Ahí comienza una serie de conversaciones en el Club de Tenis San Juan, que tiene un hito importante en una cena que se hace en Washington, organizada por un lobbista nicaragüense. Ahí Duhalde profetiza que sería presidente antes de fin de año. Esa información llegó a la Side y a De la Rúa, pero no fue oportunamente denunciada. Después, De la Rúa hablaría ante Oyarbide del complot para derrocarlo.
-Por eso la interpretación de la caída de De la Rúa no puede ser lineal.
-Claro, hubo insurgentes y conspiradores. No caben dudas de que los saqueos fueron inducidos en el primero y segundo cordón de Buenos Aires, pero no significa que todos los saqueadores estaban monitoreados por punteros duhaldistas. Fue como tirar una tea ardiendo sobre una pradera reseca. Ahí hubo lúmpenes, tipos vinculados a las drogas, de todo.
-Y la pradera ardió.
-Absolutamente. Pero también hubo un fenómeno genuino de masas que se produjo con el empobrecimiento de la clase media y el corralito. La bancarización, las colas penosas, el hastío de mucha gente que había votado a la Alianza son factores concurrentes que, en un marco de impericia absoluta, hicieron estallar todo. Además, hay un dato concreto: un periodista de Canal 13 (Marcelo Bonelli) anunció a las 18.50 del día 20 que se iba a una devaluación de 1,40 peso. ¡10 minutos antes de que De la Rúa firmara la renuncia! Por eso el interregno de Rodríguez Saá le complica la vida al poder (genera la tercera moneda, mantiene la convertibilidad) y resuelven sacarlo violentamente del gobierno.
-Usted le adjudica un papel clave al hoy ministro de Seguridad, Juan José Alvarez, quien para muchos es un "progresista".
-Me reconoció que le dijo a Rodríguez Saá que tenía que irse de la Casa de Gobierno. Es tan patético como que le hayan retirado la custodia en Olivos.
-¿Cómo se abrieron las puertas del Congreso para que los salones de la planta baja fueran incendiados?
-Yo tenía información sobre la participación de punteros políticos de municipios del oeste pero, como no pude chequearlo, no lo incluí en el libro. Pero me queda claro que las puertas del Congreso se abrieron desde adentro.
-Un año después la clase media está tranquila.
-Sería un grave error que los piqueteros se aíslen de la clase media. Quienes faltaron siempre a la cita fueron los trabajadores organizados, obviamente porque sus dirigentes estaban enrolados en el esquema conspirativo. De no haber sido así, el Argentinazo hubiera tenido más profundidad y, seguramente, consecuencias sociales y políticas más profundas.
-El radicalismo está en "rigor mortis", las CGT se dejaron ganar la calle por los piqueteros y el PJ es una confederación de caciques provinciales.
-Los partidos mayoritarios se vaciaron ideológicamente. El peronismo es un partido conservador que, en el caso de Buenos Aires, se parece cada vez más a Barceló, con entramado de punteros, policías complicados en la administración del delito, y que tiene un crecimiento capilar hacia el financiamiento de jefes políticos.
-Pero parece que no se puede gobernar sin el peronismo.
-Ahí viene la falencia de lo que no se pudo crear, y que tiene nombre y apellido: Frepaso. Por eso es importante la anécdota del Club San Juan, cuando Chacho Alvarez le dice a Duhalde: "Vos sos el hombre". Chacho es un fabricante de monstruos: lo propone a Cavallo como ministro de Economía y se propone él mismo como jefe de Gabinete luego de haber renunciado a la vicepresidencia. Chacho es dueño de una incongruencia tal que haría que cualquier racionalista se suicide... El Frepaso oficial entró en la conspiración para preservar a la corporación política.
-Argentina reúne condiciones objetivas para que asome la izquierda. Pero es asombroso observar el divisionismo y el olor a viejo de ciertas consignas.
-Coincido absolutamente. La izquierda debería entender las etapas de la historia, que no es solamente la de los cuatro chicos desnutridos que salen en las tapas de los diarios. La izquierda debe entender que en la Argentina hay que reconstruir algún tipo de capitalismo serio. La izquierda no discute eso, sino si va una coma o un punto y coma en un panfleto. En vez de potenciar lo que espontáneamente se dio en diciembre del 2001, la izquierda ahogó y anquilosó las asambleas barriales. Las que sobrevivieron son las que se ocuparon de los problemas de su comunidad. En Argentina hay que hacer un Pacto de la Moncloa del campo popular. Hay gente honesta del justicialismo, del radicalismo, del ARI y otros sectores, aun con su singularidad. Es indispensable que estos sectores se unan para evitar la criminalización del conflicto social. Me gustaría un acuerdo sensato de la dirigencia para ver cómo salimos de la emergencia con la mayor paz posible.
-Ahí falta una derecha lúcida y civilizada.
-Correcto. No hay sistema político sin una derecha civilizada, madura, inteligente. A la derecha le conviene la paz. Que puedan estar en el country sin temor a que se les metan adentro... Y hace falta una izquierda madura. Creo mucho en la madurez de los sectores sociales, no de los políticos.
-¿Duhalde tiene chances de quedarse en el poder?
-Duhalde tiene pasión por el ajedrez y mueve sus fichas. Tiene dos opciones: la de máxima es quedarse. Ser candidato y ganar él, porque nadie ocupa el poder los dos peores años de la historia para después irse a su casa. Y la de mínima es preservar su poder territorial en Buenos Aires. Es tremendo que el país siga paralizado por la pelea Menem-Duhalde, no puede ser. La contrapartida es que del otro lado no hay liderazgos alternativos ni serios.



Miguel Bonasso escribió el libro "El Palacio y la calle". (Foto: César Arféliz)
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