Año CXXXVI
 Nº 49.717
Rosario,
jueves  09 de
enero de 2003
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Editorial
Se impone un recambio policial

En la comisaría 1ª, situada en pleno centro de la ciudad, acaba de producirse una de las fugas más espectaculares de que se tenga memoria. Escaparon veinte detenidos y fueron recapturados seis. El número de alojados era de 52, pese a que casi un mes atrás un juez se apiadó en razón del hacinamiento en que debían convivir y ordenó que el sitio fuera descomprimido. Es que el lugar apenas tiene capacidad para albergar a no más de veinte internos. Sin embargo, pese al tiempo transcurrido, la directiva judicial fue desoída. Una investigación procurará ahora determinar quién y por qué la desobedeció. Pero acaso los verdaderos responsables estén detrás de todo un elenco perimido que debería ser apartado de sus actuales mandos. Muchos de esos funcionarios están hoy más preocupados por los ascensos propuestos y todavía no convalidados que por sus responsabilidades específicas. Sabido es que ex funcionarios de altísima jerarquía mantienen contactos en forma permanente con allegados que siguen en actividad así como con retirados que no han perdido sus influencias. Se trata de "líneas políticas" que procuran mantener inalterable su poder oculto. En medio de internas policiales que ni los más honestos y profesionales han logrado desterrar, estas corporaciones hallan terreno propicio para tratar de incidir en los futuros pases y destinos de la fuerza. Por eso, un recambio inteligente que ponga distancia entre antiguos subordinados y ex jefes políticos no sería desacertada.
Este caso, que aunque espectacular merece mejor ser calificado de lamentable, ha logrado en esta ocasión sacudir a la opinión pública sólo porque se trata de una fuga mayúscula. Es que el tema no es nuevo; cada tanto se escapan presos de los lugares de detención establecidos en las comisarías. También es conocido que el trato que reciben los alojados contraría los más elementales principios de humanidad. Sólo pensar que hace tres años tuvo lugar en la comisaría 25ª la mayor tragedia en la historia carcelaria de la provincia durante una rebelión en la que murieron trece presos y que la situación sigue igual en todos los penales porque no pudo ser desactivada, espanta los sentidos. Y es que los políticos olvidan a veces que con la escamonda no basta, y que hay ocasiones en que la poda tiene que ser profunda.


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