Un grupo de ladrones asaltó a una pareja de profesionales rosarinos en una casa de fin de semana ubicada a la vera de la ruta 33, en el límite entre Zavalla y Pérez. El robo fue audaz si se considera que en la quinta también vive la familia del casero, que no tuvo contacto con los maleantes, y que el predio comparte una cerca de ligustros con el camping de la Asociación de Talleristas de Rosario, donde también había cuidadores y personas acampando. Pero si a esos riesgos se le agrega el escaso botín del robo, el perfil se acerca más al de un grupo de improvisados, según confiaron los investigadores: los ladrones sólo se llevaron un celular, algunos efectos personales de poco valor y un monto de dinero que no alcanza los 50 pesos, además de un Renault Mégane que utilizaron para huir. Y no se interesaron en los electrodomésticos de la casa.
El robo ocurrió cerca de las 22.30 del sábado en la quinta Santa Rosa, ubicada en el kilómetro 839 de la ruta 33, apenas pasado el límite de Zavalla con Pérez. Dos de los ladrones traspasaron el portón caminando y entraron por un sendero a la vista de Teresita Orzi, de 45 años, que no sospechó de las intenciones del dúo hasta que ellos mismos la advirtieron del robo. Junto a la mujer, que es escribana, se encontraba su compañero, Darío Oscar Bristiel, un ingeniero de 50 años.
Encerrados en el baño
La pareja fue amenazada y encerrada en el baño de la casa por los dos asaltantes, que actuaron a cara descubierta, mientras el casero y su familia se encontraban en su vivienda, apenas separada por pocos metros de la casa de los propietarios.
Orzi y Bristiel fueron despojados de sus efectos personales, teléfono celular, chequera y un monto de dinero destinado a cubrir los gastos del fin de semana en la casa, según señalaron voceros policiales. Los asaltantes no tocaron ni el televisor, ni el equipo de música, agregaron.
De acuerdo a la denuncia registrada en la comisaría 31ª de Zavalla, los ladrones contaron con el apoyo de al menos una persona que se sumó al dúo una vez que lograron entrar a la casa. La pareja vio que al menos uno de los asaltantes estaba armado, aunque tampoco lograron identificar el arma.
Como toda exigencia, obligaron a los dueños de casa a que no los miren a la cara, y en ningún momento los maltrataron, indicó la policía.
Para huir de la casa, los delincuentes utilizaron el auto de la mujer, un Renault Mégane que estaba estacionado en el jardín y que en su interior tenía toda su documentación.
La policía estima que los ladrones no estuvieron más de 20 minutos en la casa de los profesionales, antes de irse dejandolos maniatados con cordones y encerrados en el baño. Desde ese cuarto, la pareja comenzó a pedir ayuda a gritos a su casero, que se encontraba en su casa y con su familia.
Cuando el empleado escuchó a las víctimas fue en su ayuda y luego alertó a la policía desde el teléfono del camping de la Asociación de Talleristas de Rosario (Atra), cuyo predio se comunica con el terreno de la casa por un pasillo interno.
La quinta asaltada tiene un amplio terreno al frente, cerrado por un alto portón de rejas en el que cuelga un cartel con el nombre "Santa Rosa". Desde la entrada puede verse, más alta que el resto del terreno, una piscina. Pero la casa es sencilla y poco ostentosa a diferencia de muchas de las viviendas del barrio Primavera, ubicadas en las cercanías y en un lugar más resguardado, con moradores permanentes y a pocos metros del sitio que escogieron los ladrones para dar su golpe.
Esa es una de las razones para que los investigadores de la seccional 31ª, de Zavalla, sospechen que la banda no actuó con un plan previo. Anoche, esos mismos pesquisas intentaban reconstruir el camino por el cual podrían haberse fugado los ladrones a fin de poder llegar hasta ellos y al menos recuperar el auto robado.