El aumento de precios minoristas volvería a estar en torno al uno por ciento en diciembre, el doble de lo registrado en noviembre, debido al aumento de los combustibles, de los pasajes de micros de larga distancia y de algunos productos de la canasta básica, según estimaron fuentes oficiales.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) tiene previsto anunciar hoy el Indice de Precios al Consumidor (IPC), lo que dará la pauta definitiva del aumento del costo de vida durante el año 2002, que rondaría el 41 por ciento.
Según las fuentes oficiales, la inflación de diciembre duplicaría el 0,5 por ciento de noviembre, y volvería a los niveles de septiembre cuando se anotó un alza del 1,3 por ciento.
El viernes pasado, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, dejó sus mini vacaciones para exhortar a "evitar la avivada criolla" que induce esta suba de precios.
"No hay inflación" aunque sí "hay subas puntuales y hay sobre todo el riesgo que en el momento en que la economía empieza a recuperarse aparezca ese otro componente que es la avivada de intentar recuperar rápidamente margen", dijo el ministro.
Lavagna exhortó a "evitar la clásica avivada criolla, la idea que en pocos meses uno puede recuperar (vía aumento de precios) lo que ha resultado de una crisis de muchos años".
Qué empujó la suba
Lo cierto es que el alza de diciembre estaría impulsada por el incremento de entre el 4 y 6 por ciento en los precios de los combustibles, y del 50 por ciento de los pasajes en ómnibus de larga distancia, por efecto del incremento de la demanda en este segmento, a raíz del período de vacaciones.
También ayudaron a esta suba el incremento estacional de los precios ligados al turismo, y de fuertes aumentos en los productos de la canasta básica, lo que generó preocupación entre la gente y el gobierno.
De confirmarse este incremento, la inflación anual alcanzaría el 41,5 por ciento, mientras que la canasta básica de alimentos, relevada por el gobierno porteño, registró un aumento del 84 por ciento.
Este primer año de inflación luego de 10 años de convertibilidad, donde se registraron varios períodos mensuales de deflación, estuvo signado por tres períodos marcados por los ajustes según el dólar y la incertidumbre económica, un "amesetamiento" de los precios por la falta del consumo, y un último cuatrimestre donde reinó la estabilidad, salvo en diciembre.
Así, el año arrancó con un alza del 2,3 por ciento en enero y, al compás de la suba del dólar, llegó a un máximo del 10,4 por ciento en el mes de abril. En ese momento, los expertos del mercado, vaticinaban una estampida hiperinflacionaria, con un dólar que llegaría a los 8 pesos a fin de año.
Pero a partir de mayo de 2002, y de manera coincidente con la llegada de Lavagna al Palacio de Hacienda, la suba de precios rondó entre 3 y 4 por ciento mensual, desacelerándose lentamente.
En ese período, el Estado fue haciéndose de dólares por la aplicación de las retenciones, la divisa se estabilizó, y la suba de precios se fue reduciendo ante la retracción del consumo que rondó el 33 por ciento, en comparación al ya alicaído poder de compra que se verificaba en el 2001.
A partir de septiembre, cuando la inflación alcanzó el 1,3 por ciento, comenzó una fuerte desaceleración de los precios e incluso algunas bajas puntuales por las ofertas, lo que hizo que el indicador quede por debajo del uno por ciento en octubre y noviembre.
Cabe destacar que para ayudar a este bajo nivel de inflación, las tarifas de los servicios públicos estuvieron prácticamente congeladas durante todo el año. Para 2003, Economía prevé que la inflación minorista rondará el 23 por ciento.