Walter Gasparetti / La Capital
Carcarañá. - Unas sesenta amas de casa decidieron hacer frente a la crisis y armaron un costurero en el centro comunitario Eva Perón, en el que confeccionan todo tipo de indumentaria y también reacondicionan prendas usadas. La iniciativa busca convertirse en un microemprendimiento y fue declarada de interés municipal. Un puñado de mujeres dio origen al emprendimiento en 1985 y desde entonces nunca dejó de funcionar. Ellas encontraron en el trabajo comunitario una forma de paliar la difícil situación por la que atraviesan y colaborar con otras familias con las mismas necesidades. El grupo no sólo arregla prendas de sus familiares y en forma incipiente comenzaron a cumplimentar una serie de demandas de terceros. Escuelas, clubes, particulares y hasta novias confían pedidos especiales al costurero. "Hoy queremos dar un paso más y convertir el taller en un microemprendimiento para que podamos tener algún ingreso en dinero. Pero necesitamos algún aporte de capital para telas y capacitación para contar con mayores conocimientos", explicó a La Capital Haydee Morales, coordinadora del grupo. Todo tiene arreglo para las mujeres del costurero, desde un cambio de cierre hasta roturas de camisas y pantalones. Aún tienen presente cuando confeccionaron ropa deportiva, guardapolvos y pañoletas. Ahora se aprestan a dar un nuevo desafío y están a un paso de cumplirlo. Una característica identifica al grupo: la persistencia. Desde que comenzaron en un inmueble con pocas comodidades, el proyecto nunca dejó de crecer. El gobierno nacional descubrió la iniciativa y envió dinero para las máquinas industriales con las que hoy desempeñan la actividad. Para Morales los objetivos se van cumpliendo en forma paulatina, pero sin interrupciones. El Concejo de Carcarañá declaró el proyecto de interés municipal y sólo faltan afinar algunos detalles de la organización para cerrar la creación definitiva del microemprendimiento. "El costurero no sólo nos permite a confeccionar prendas para nuestros familiares sino que hemos encontrado un espacio de amistad. Compartimos el trabajo, pero también nuestros problemas y siempre hay predisposición para escuchar y aconsejar", opinó Blanca. En una dependencia del primer piso del centro comunitario está la sala de costura. Las costureras concurren en horario de mañana y de tarde y se dividen en turnos para el uso de las herramientas. Una máquina cañonera les permitiría cerrar el circuito, debido a que tienen pedidos puntuales de ropa de trabajo. Morales comentó que el grupo organiza actividades para recaudar fondos. El dinero obtenido les permite comprar insumos y herramientas. Una de las satisfacciones de las mujeres que cuentan con mayor experiencia es que integrantes del taller aprendieron el oficio y hoy trabajan en forma particular con sus propios clientes. "Agradezco el lugar que me dieron y la posibilidad de crecer en lo laboral y en lo humano. Cuando llegué a este lugar mi marido estaba desocupado y esto me ayudó a salir de una mala situación", contó Haydee, del Chaco cuando tenía 24 años. "Estimo que el costurero está en condiciones de convertirse en un microemprendimiento. El grupo está consolidado y cuenta con recursos humanos capacitados. Desde el Concejo estamos impulsando la idea y tratamos de colaborar con acciones concretas", explicó el presidente del cuerpo, Gerardo Pierantoni. Para el edil es necesario darle a la actividad un perfil productivo. "Se trata de un paso importante que estamos cumpliendo. Pretendemos fortalecer los vínculos entre las distintas organizaciones sociales del sector público y privado", opinó.
| Con la habilidad femenina se reparan las camisas. | | Ampliar Foto | | |
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