| | El crecimiento del campo
| El efecto de la devaluación en la comercialización de granos y del control de la fiebre aftosa en carnes, convirtieron a las exportaciones agropecuarias en las principales proveedoras de divisas durante 2002. La devaluación del peso tras casi 11 años de convertibilidad, y el aumento de los precios internacionales de los granos, impulsado por las adversidades climáticas registradas en Estados Unidos y otras zonas productoras del mundo, iluminaron el cielo de los chacareros argentinos. Sin la garantía del cambio fijo, faltos de crédito bancario y con el sistema financiero en crisis, los productores descubrieron que podían guardar dólares en los silobolsa, un reciente invento argentino que permite compensar la falta de infraestructura de acopio. En carnes, el control sanitario sobre la fiebre aftosa permitió la reapertura de casi 60 mercados internacionales y se aguarda un cierre de 2002 con exportaciones de 300 mil toneladas por unos 480/500 millones de dólares.
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