La isla Ariadna, mitológico nombre griego que significa "la más linda, la más inteligente", forma parte de la reserva de uso múltiple cercana a la ciudad bonaerense de Bahía Blanca. Situada entre Bahía Falsa y Bahía Verde, allí donde el estuario se encuentra con el océano, es un lugar tan agreste como exótico. En la "isla de los tiburones" es posible, cazar, pescar -desde la costa y en barcos- y cabalgar por la playa, esquivando caracoles y bancos de arena. Pero lo mejor es sentirse por un par de días un Robinson Crusoe. Ariadna es la isla marítima más bella y lejana de todas las de la gran ría de la Bahía Blanca, con algo más de 2 mil hectáreas de playas arenosas y solitarias, penínsulas y cangrejales. Desde el puerto de Bahía Blanca llegan los cruceros Paky, Jubileo y Lalero, que operarán durante todo el verano, realizando memorables navegaciones por desolados islotes, en un viaje que no supera las cuatro horas. Para los viajes urgentes hay aviones taxi; un Cessna 185, de cinco plazas; un Cherokee 235 de tres y un Aeroboero 180 de dos, que salen del aeropuerto internacional de Bahía Blanca y de los aeroclubes de Punta Alta. Por allí, a fines del siglo XIX, navegantes ingleses y holandeses diseminaron conejos salvajes como una manera de asegurar alimento a sus tripulaciones en caso de naufragios. Los marinos no imaginaron que estaban propiciando una modalidad cinegética, el "varmint", frecuente en otros países, que mucho después iba a ser un imán para los cazadores del fin del mundo. Y mucho menos que esta cacería, que persigue piezas de más o menos un kilo y medio, iba a realizarse con perros pequeños. De las cacerías de chivos salvajes se dice que son distintas por la cercanía del mar, y que es una práctica que se realiza marchando a contraviento. También hay safaris a cotos costeros, en lancha y camionetas, que visitan las estancias marinas San Miguel, La Angelita y Puerto Colonia, muy visitadas por los europeos. A este paraíso llegaron allá por 1990 Ricardo Richy Cantarelli, abogado especializado en Derecho Agrario, y Alberto Luli Mancini, ex-tenista internacional. Richy no es pescador ni cazador, y Luli, que comenzó cazando, ahora es también fanático de la pesca con mosca. Ellos, y un grupo de amigos, son los responsables de la Posada del Tiburón, un lugar pensado como lodge de pesca superexclusivo. Un refugio en medio de la naturaleza, privadísimo y absolutamente tranquilo, donde mirar como pasa la vida para los delfines y los lobos marinos. Esta posada de mar, la única de Ariadna, está concebida sobre un novedoso concepto turístico: un sólo grupo pequeño por vez. A la hora de las comidas todos los platos son caseros y elaborados con ingredientes orgánicos. Desde una sabrosa sopa de aleta de tiburón, y un conejo al disco. Y pasar de la sencillez de una corvina a la parrilla y un vaso de leche de cabra salvaje, a la sofisticación de un paté de ciervo y ostras de "los pocitos", además de una fritanga de pescados como meros y pejerreyes. Y en el bar la elección se complica, porque hay que elegir entre unos cuantos tragos: el Carlos Saúl, con champagne; el Hemingway con ron; el Pirata Morgan, con vodka; el Bucanero, con fernet, y el Mamajoana, una mezcla de ron con hierbas caribeñas. Y siempre la cerveza helada. Este año la Posada tiene dos programas. Ambos son de 2 noches, 3 días, con el sistema de "todo incluido" y los viajes en lancha de llegada y salida. La tarifa aproximada es desde 400 pesos por persona, con impuestos incluidos. Informes: Teléfono 0291-4520528, en Internet: www.islaariadna.com.ar
| Safaris en lancha recorren las estancias marítimas. | | Ampliar Foto | | |
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