El realizador Ken Loach ofrece una visión "muy real" de una adolescencia marcada por la violencia y la delincuencia en "Sweet Sixteen", una prueba más de que el cine de alto contenido social es el que mejor se mueve el realizador británico, quien recibió la Espiga de Oro en el Festival de Cine de Valladolid.
"Sweet Sixteen" ("Felices dieciséis"), que se estrenará la próxima semana en Europa, fue presentada en Madrid por el guionista y habitual colaborador del director de "Tierra y libertad", Paul Laverty, quien recibió el Gran Premio del Festival de Cannes 2002 al mejor guión.
"Esta película -explicó- nos ha proporcionado grandes alegrías y un disgusto, el que haya recibido en Inglaterra la calificación de mayores de 18 años un filme que deberían ver todos los adolescentes". Laverty dijo además que el problema es que la cinta utiliza el lenguaje de la calle y "hay gente que no lo puede aguantar".
"Sweet Sixteen" cuenta la historia de Liam, un joven que está a punto de cumplir los 16 años. Su madre está en la cárcel y saldrá a la calle el día del cumpleaños. Liam sueña con una vida normal y quiere demostrar a su madre que todo ha cambiado, junto a su hermana y su sobrino, y lejos de su amante y de su propio abuelo, dos delincuentes comunes. Para ello necesita dinero y la manera de obtenerlo no es la más adecuada porque Liam termina metido entre las mafias de la droga de su barrio, en Greenock y en el puerto de Glasgow, "en un lugar en el que han cambiado mucho las cosas en los últimos 30 años y ahora el paro y la delincuencia son los protagonistas", señaló Laverty, quien no duda en decir que este largometraje es "una reflexión sobre la juventud actual y en especial la de Escocia".
Laverty, que comenzó a colaborar con Loach en 1996 con "La canción de Carla" y desde entonces han rodado juntos "Mi nombre es Joe" (1998), "Pan y Rosas" (2000) y "La cuadrilla" (2001), manejó cifras "muy duras que reflejan como uno de cada tres chicos de la zona vive en la pobreza y uno de cada cuatro pertenece a una familia sin trabajo. Un escándalo que no tiene nada que ver con la imagen que presentan líderes europeos como Blair, Aznar o Berlusconi". Según el guionista británico, que habla perfectamente español gracias a su relación con la actriz y directora Iciar Bollaín, "Sweet Sixteen" nace durante el rodaje de "Mi nombre es Joe".
Actores no profesionales
"Fue -explica- un momento en el que me interesó mucho la juventud, hablé con jóvenes de Greenock que tienen contratos de medio día, viví la calle y me encontré con muchos chicos de gran talento, pero sin posibilidades y a los que tener planes de futuro les suena a otro mundo".
La película, una coproducción de Reino Unido, Alemania y España, la protagonizan actores no profesionales como Martin Copston, que da vida a Liam y que nunca había tenido relación con el cine porque es futbolista, aunque ahora está eligiendo entre varios guiones.
"En el trabajo con Ken Loach -asegura- el guión es tan importante como el casting y en este caso era fundamental que hablasen como se habla en la calle, un acento que nos ha causado problemas y que incluso hemos tenido que subtitular los 15 primeros minutos en todo el Reino Unido para que la comprensión fuera más fácil".
Paul Laverty considera que el cine social interesa a la gente, prueba de ellos son títulos como "Los lunes al sol" y "Smoking room" en España, "aunque lo importante es darle al público variedad y defender el cine europeo frente al americano, ya que los americanos siempre hablan de mercado libre tan sólo porque dominan el mercado". Por su parte, Ken Loach usó el cine como vehículo de crítica y denuncia social, sobre todo apuntando sus dardos a las injusticias cometidas por el sistema social británico que, según siempre señala el laureado director, es al menos indiferente hacia las clases marginales.
La Ciudad
